Introducción
Durante la conquista romana de la península ibérica, el acondicionamiento de las vías de tránsito fue necesario para facilitar el paso de las tropas militares y así, la romanización.
En primer lugar, fueron las vías terrestres las que contaron con modificaciones, siendo significativo en este caso el reaprovechamiento de las vías comerciales fenicio-púnicas y griegas de la zona litoral. En el momento en el que las vías terrestres se encuentran bajo el control del imperio, Augusto intervino en la creación del sistema vial romano en Hispania, paralelamente a la línea costera, para conectar las vías terrestres con las marítimas. (Gil Mantas, 2020, p. 499; Chic García, 1990, p. 11).
Las vías terrestres, concretamente de la Bética, eran construidas según las vías navegables cercanas, para conectar las vías fluviales, terrestres y marítimas, como anteriormente hemos mencionado. Pero, ¿por qué los ríos llegan a ser un medio de transporte fundamental en el mundo romano? El transporte fluvial en comparación con el transporte terrestre era mucho más rápido, fiable y eficaz. Esto se debe a que los métodos de transporte de sistema de enganches de las bestias o los animales por vía terrestre eran de mala calidad o, también, existía una menor capacidad de arrastre por parte de los mulos o bueyes.
A modo de ejemplo, adjuntamos un cuadro de cálculos realizado por J. Kunow: (Chic García, 1990, p. 13).
Capacidad de carga (quintales) | Recorrido diario (km) | Costo del transporte (múltiplos del transporte marítimo) | |
POR TIERRA | 5-6 | 18-20 | 62’5 |
POR RÍO | 60-140 | 30-40 | 5’9 |
POR MAR | 600-2000 | 45-65 | 1’0 |
Tabla 1. Cálculos de capacidad, recorrido en kms y coste de las diferentes vías de transporte. . Fuente: (J. Kunow, 1980, p.23).
¿Por qué los ríos Guadalquivir y Genil tuvieron gran importancia en la Bética?
El Guadalquivir es un río que nace en «Cañada de Fuentes» (Quesada, Jaén) en la Sierra de Cazorla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda. Su cuenca hidrográfica se adentra en diversos territorios de España como Albacete, Murcia, Badajoz, y de Andalucía como Jaén, Granada, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Huelva, teniendo una extensión de 57.527 km2 y una longitud total de 657 km. Los principales afluentes son el río Guadajoz (Córdoba), Guadiato (Córdoba), Jándula y Guadabullón (Jaén), Guadalimar (Albacete) y Genil (Granada).
Este último, el Genil, es un río que nace en Sierra Nevada por la unión de torrentes de agua que fluyen desde el suroeste al noroeste de la península. Su cuenca hidrográfica es de 8.278 km2 y 359 kms de longitud y se considera el segundo río más importante de Andalucía y el séptimo más grande de España. Es un río que nunca está seco, pues se llena tanto en primavera y verano con el deshielo como con las lluvias de otoño e invierno (Stuyvesant, 2019).
El Guadalquivir es uno de los ríos más importantes de la península ibérica, por su gran riqueza natural y el valor histórico con el que cuenta. Aún en la actualidad, el río sigue teniendo poco caudal al principio y, conforme crece, las aguas son tranquilas por su escasa pendiente lo que ayuda a que sea navegable hasta ciertas zonas.
Según Estrabón, era navegable desde el mar hasta Corduba, pero dejaba de serlo en la zona norte de Castulo; y concretando, los barcos de mayor tamaño podían navegar en Hispalis (Sevilla), los barcos de medio tamaño hasta Ilipa (Alcalá del Río) y las barcas de río por Corduba (Córdoba). Lo significativo de la navegación del río es el caudal y el influjo, pues en la actualidad ciertos puntos del río no cuentan con suficiente caudal para ser navegable (Chic García, 1990, pp. 21-22).
Por el contrario, el río Genil o Singilis no ha contado con tantos cambios a lo largo del tiempo, puesto que es un afluente que crece o decrece por ser pluvionival, es decir, a causa de las lluvias, contaría con desbordamientos por las crecidas sobre todo en los meses de marzo, abril y mayo. Aun así, esto no afectaría en absoluto a la navegabilidad del río, simplemente causaría desbordamiento que afectarían en ocasiones a espacios cercanos al río como alfarerías, puntos de control o ciudades. (Chic García, 1990, p. 23).
¿A qué problemática se enfrentaron concretamente?
En el caso del río Guadalquivir, cuando se acerca a Córdoba pierde caudal lo que hace que se complique la navegabilidad. Las causas son los desniveles y diferencias en las pendientes y el río no sigue una línea recta por lo que tiene variaciones en su curso (creando recodos y curvas) y generan desprendimientos en la zona e inundaciones. (Chic García, 1990, p. 23).
Hoy día no es posible conocer con exactitud el trazado del río Guadalquivir antiguo, aunque sí se puede tener una idea a partir de los hallazgos arqueológicos. En el caso de las alfarerías cercanas a los ríos, solían estar en zonas altas para no verse perjudicadas por las crecidas del río. También, para evitar las inundaciones, se construían refuerzos en las riberas, siendo un ejemplo claro Ilipa Magna, que por su cercanía al río tenía estos muros para proteger la civitas. Aun así, esto no hacía que las ciudades o alfarerías se salvasen por completo de las inundaciones. (Chic García, 1990, pp.23, 26).
La pendiente era otro punto a tener en cuenta ya que afectaría a la rapidez con la que pasa el agua y a la navegación efectuada en la vía fluvial. Es sabido que la pendiente sería mucho más fuerte o pronunciada en la antigüedad. (Chic García, 1990, p. 28).
Los medios de navegación:
El caudal y la velocidad de las aguas del río eran diferentes en ciertos tramos, como anteriormente ha sido mencionado. Es por eso que son usados diversos tipos de embarcaciones según las necesidades de cada uno de los tramos.
Entre Alcalá del Río y Córdoba se emplean barcos medianos y pequeñas barcas de un solo tronco, monoxylois (véase fig.1), que se convierten a partir de las obras de regulación en barcas de piezas ensambladas. Contando con la evolución de las barcas de río, surge otro tipo de nave denominada lyntres, que se utilizaba en la zona de Ilipa Magna. La conocida como lynter, linter o lintris es una barca poco profunda sin velas, ni puente, ni quilla. Su uso era para transporte de viajeros, animales, mercancía en las zonas menos profundas de los ríos o lacustres. En su evolución, jamás perdió su forma alargada y estrecha. (Chic García, 1990, pp. 65, 69).
También se piensa que otro tipo de barca para el transporte serían las rates, que se movía con remo, de fondo llano y que tenía capacidad para grandes cargas. Las embarcaciones que llegaban hasta el puerto de Hispalis, principal centro de comercio de Baetis, se conocían como corbitae (con una carga máxima de 400 toneladas). Otras embarcaciones frecuentes eran las conocidas como naves codicariae (véase fig.2), de cascote redondo, con cubierta, bodega y mástil situado en la parte delantera, que llegaban a ser remolcados. (Chic García, 1990, p. 69).
Conclusión:
A modo de conclusión, el transporte terrestre es mucho más lento y caro, ya que existe una menor capacidad de carga en el transporte con animales y hay que tener en cuenta que ciertos caminos o vías eran más dificultosas en su paso, mientras que el transporte fluvial puede llegar a avanzar 40 kms diarios, tiene una capacidad de carga mayor y es mucho más segura para el cargamento.
En cuanto al costo comparándolos, el transporte por río es cincuenta veces más barato que el terrestre. A modo de ejemplo, en el caso de la Bética las vías terrestres seguían el curso de los ríos Guadalquivir y Genil y para que la comercialización de productos locales fuese más eficaz la gran mayoría de alfares se encontraban cerca de las orillas de los ríos para facilitar el acceso de las barcas y la carga de ánforas con productos como el vino o el aceite de oliva.
La navegación fluvial fue para los romanos uno de los puntos clave para el tránsito por el territorio, y a su vez, tuvo un papel fundamental en la economía hispana. En el caso de la Bética romana, convertía los puertos interiores en grandes ciudades como Corduba, Hispalis o Astigi.
BIBLIOGRAFÍA:
Chic García, G. (1990). “La navegación por el Guadalquivir entre Córdoba y Sevilla en época romana”. Editorial Gráfica Sol, Écija. Universidad de Sevilla.
Gil Mantas, V. (2020). “As vias de comunicação terrestres, fluviais e marítimas da Hispânia Romana”, En: Brandao, J.L.; Oliveira, F. (coords.), “Historia de Roma Antigua, Vol II, Império e Romanidade Hispanica”. DOI: https://doi.org/10.14195/978-989-26-1782-4 [20/05/2021]
Remesal Rodríguez (1977). “La economía oleícola bética: nuevas formas de análisis”. Archivo español de arqueología, 50/51:135/138 (1977/1978)
Stuyvesant, Ernest. (2019). “Río Guadalquivir: nacimiento, recorrido, desembocadura, historia.” Lifeder. Recuperado en: https://www.lifeder.com/rio-guadalquivir/ [18/06/2022]
Precioso trabajo de recopilación. Muy curioso. Mi enhorabuena a la autora!
Fantástico artículo!! Con comentarios como éste se nota la profesionalidad y verdadera vocación de una persona.
Me ha permitido conocer en profundidad la relevancia del Guadalquivir y del Genil en la Bética, lo cual me servirá mucho.
Enhorabuena!!!!
Que buen comentario….hace mucho buscaba algo asi…ya que mi padre,sus 2 hnos , mis abuelos viajaron desde El Fargue Granada para salir hacia la Argentina a finales de Noviembre de 1899 desde puerto Santa Maria en barco carguero y llegar al puerto de Buenos Aires el 23 de Diciembre.