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La ciudad de Caral: la religión (II parte)

Tanto las civilizaciones europeas como americanas han tenido la necesidad de conocer y entender el origen del mundo y del ser humano. Por eso, es inevitable que una civilización desarrolle una creencia que genere ritos culturales. En el caso de las civilizaciones americanas, a través de la naturaleza y cosmología ha emanado la tradición, los mitos de la creación y las deidades. Estas deidades son de carácter zoomorfo, es decir, albergan rasgos propios de animales.

La religión fue usada por la clase gobernante para establecer una unidad social y fortalecer la tradición cultural. Fue a través de la religión como las autoridades consiguen mantener el control, garantizando la producción económica y justificando el sistema con sus propios vínculos y las deidades, y asegurando sus privilegios en el poder.

La sociedad realizaba actividades colectivas de forma periódica que se combinaban con otras actividades de producción, sociales, religiosas o económicas. Así era posible mantener la estructura social, realizando diversos eventos que asocian los trabajos de la población con las disposiciones de mercados, festividades, ceremonias, ritos, música, danzas o banquetes.

 Hallazgos religiosos en Caral

En la ciudad de Caral, la religión se ve reflejada a través de los hallazgos de construcciones ceremoniales como templos piramidales o de menor tamaño, todos ellos enlucidos de barro y policromados en varias secciones, mencionados en el artículo «La ciudad sagrada del Caral (Perú): distribución general del yacimiento (Parte I)».

Otros materiales encontrados son piedras posicionadas en las plazas y los recintos del templo, probablemente relacionadas con la astronomía y las estaciones del año para el ámbito agrícola. Son abundantes los trazados geométricos y matemáticos de la civilización, lo que evidencia gran desarrollo en la sociedad de Caral, además de las actividades administrativas para el manejo de una economía sostenible (Shady, 2006, pp. 134-135).

La mayoría de actividades rituales y ofrendas estaban relacionadas con estos complejos. Se revelarían en los materiales y la arquitectura los seres sobrenaturales, la visión mística y las preocupaciones sociales relacionadas con la vida, la fertilidad, la muerte y la producción de alimentos (Shady, 2003, p. 135).

La directora del complejo redacta que los elementos más tardíos están relacionados con las ceremonias en los que destacan las piedras de color rojo, trozos de algodón y alimentos quemados. Se encuentran distintas evidencias de estos rituales: uso de  fogatas donde se quemaban alimentos, siendo posteriormente esparcidas las cenizas en las estructuras monumentales; hoyos con alimentos envueltos en hojas, mechones de pelo humano, coprolitos, ofrendas textiles, etc. 

Llama la atención la diversidad de tejidos textiles ofrecidos a las deidades y la quema de muchos de ellos durante el periodo arcaico tardío. Se dejan ver esculturas de arcilla no cocida, que carecen de género.

Por tanto, todas las edificaciones son de gran importancia ya que la gran mayoría se encontraban vinculadas con actos religiosos, y a su vez, con la influencia de los altos cargos, que se mueven a través de todos los actos de religiosidad.  

 El hallazgo de las flautas de Caral-Supe

Destacando rituales religiosos, durante las excavaciones de la ciudad, se recuperó un conjunto musical. A raíz de éste, se conoce que la práctica musical colectiva fue clave en  la organización de la sociedad de Caral, incluyendo diversos grupos especializados en la elaboración de manifestaciones artísticas. La música tuvo una actuación importante dentro de las actividades realizadas por la población.

La agrupación de flautas se encontró en la esquina suroeste del Templo del Anfiteatro, (véase en  «La ciudad sagrada del Caral (Perú): distribución general del yacimiento (Parte I)»), siendo el más destacable de toda la zona de Caral Bajo. Es semejante a una plaza circular hundida con gradas y escalinatas para el acceso  (Shady, 2003, p. 291).

El conjunto tiene un total de 32 flautas que aparecieron sobre una piedra cortada enterrada en arena, junto a un canto rodado y una figura humana sin rostro realizada en barro. Dichas flautas están hechas de hueso de ala de pelícano y de cóndor (concretamente de húmeros, radios y cúbitos), con incisiones y figuras pintadas de colores rojo y negro. Entre las representaciones podemos encontrar una figura de mono saltando con grandes patas y un objeto esférico en las manos, combinaciones de especies de aves, felinos y monos, así como serpientes junto a representaciones zoomorfas. (Shady, 2003, p. 291).

Figura 1. Conjunto de flautas (Ramírez Beltrán, 2015, p.123). Fuente.

Aunque cada una de las flautas tienen distintas representaciones se observan diferencias también en cuanto a trazados y pintura usada.

Se plantea como hipótesis del hallazgo su relación con la cultura de Caral del Arcaico tardío ya que carece de los rasgos de figuras del periodo formativo. Aun así, pudo ser una ofrenda puesta por culturas de otros periodos. Es necesaria la datación de radiocarbono del hueso de las flautas para poder contrastar las hipótesis (Shady, 2003, p. 291).

Las condiciones del hallazgo permiten hacer un estudio sobre la música (por las características de largura y grosor) y del nivel que llegaron a alcanzar en cuanto a complejidad. Además, los diseños de las flautas muestran rasgos propios de la tradición Chavín y podría relacionarse con la zona costera y sierra norcentral de dicha civilización. 

Estudio acústico-arqueológico de las flautas de Caral-Supe

Para la confección de las flautas se usaron 15 húmeros, 9 cúbitos y 8 radios de pelecanus thagus y vultur gryphus sacrificándose unas ocho aves. A día de hoy se estudian cada uno de los ejemplares. De los que se conocen:  diez contienen fisuras, de siete solo hay fragmentos y otros quince están completos. La fisonomía del instrumento musical es un orificio en el interior del hueso con un tabique de arcilla adosada a las paredes interiores (algunos perdidos por la limpieza en las piezas) (Shady, 2003, p. 294).

Según las dimensiones óseas de cada instrumento, se deduce que los animales seleccionados eran aves jóvenes y bien alimentadas, por lo que los pobladores de Caral-Supe escogieron cada uno de los animales para poder alcanzar ciertos registros sonoros (Shady, R., 2003, pp. 294-295).

Para la confección de las piezas cortan los huesos y limpian únicamente los húmeros (por ser cavernosos en su interior) y posteriormente abren un orificio en el centro del hueso, de forma ovalada o rectangular. Se incluye la arcilla para poder desarrollar el sonido deseado, adhiriendo ésta de distintos tamaños en función de las dimensiones del hueso (Shady, 2003, p. 295).

Figura 2. Estructura de la flauta (Shady, 2003, p. 296).

Algunas de las flautas presentan huellas de ataduras, por lo que se plantean cuatro hipótesis: uso para la unión de dos músicos, con una cuerda que conecta ambas flautas; el amarre de dos de las flautas con fines ornamentales; utilidad simbólica para colgarse del cuello del músico; y mantenimiento de dos de las piezas unidas, formando un rostro completo decorativo (Shady, 2003, p. 296).

La doctora Ruth Shady, teniendo en cuenta las características fisionómicas de las flautas constata que pueden darse diversos sonidos a través de la digitación: el primer caso tapando ambos extremos de la flauta; el segundo tapando el extremo izquierdo y dejando el derecho libre; el tercero tapando el extremo derecho y dejando libre el extremo izquierdo; y el cuarto dejando libres ambos extremos. Con estos datos y un flujo de aire se analiza, a través de un prototipo de PVC, la variabilidad armónica y la presión sonora (Shady, 2003, pp. 296-297).

Figura 3. Representación de la posible digitación de las flautas (Shady, 2003, p. 297).

Conclusión

La religión de Caral, al igual que la de otras muchas poblaciones americanas, ha sido sometida por parte de la élite a establecer una unidad. Podemos decir que la civilización de Caral-Supe estuvo sometida por parte de la religión a un sistema social en que las actividades productoras, políticas, económicas, sociales y de ocio estaban vinculadas a cualquier deidad. Estas mismas actividades colectivas se realizaban para mantener el sistema estructural y para sustentar a la propia población.

Cualquier actividad estaba ligada a la religión, y la mayoría de edificios públicos que encontramos en la ciudad sagrada de Caral también estaban vinculados a ceremonias religiosas. 

Un claro ejemplo de la importancia de la religión son las flautas, que fueron halladas en el Templo del Anfiteatro, las cuales tienen relación con los rituales tal y como se observa en las decoraciones.

Asimismo, el gran número de ejemplares de flautas nos hace saber que la práctica musical colectiva formó parte de las actividades religiosas. Por ello, las diversas hipótesis que se presentan afirman que está ligada a las ceremonias sagradas y por tanto, a la religión de Caral.

Bibliografía

Ramírez Beltrán, J. (2015). Civilización Caral (Supe) – Lima – Perú. Su historia y difusión  [Sesión de conferencia].  IV Congreso Iberoamericano y XII Jornada de Técnicas de Reparación y Conservación del Patrimonio. La Plata, Argentina. https://digital.cic.gba.gob.ar/items/ea9aa30a-7551-453d-a017-07db6731212c 

Shady Solís, R. (2003).Flautas de Caral: el conjunto musical más antiguo de América.  En Shady Solís, R. y Leyva, C. (Eds.), La ciudad sagrada de Caral-Supe. Los orígenes de la civilización andina y la formación del Estado prístino en el antiguo Perú (pp. 289, 293). Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INC. 

http://www.zonacaral.gob.pe/downloads/publicaciones/LA-CIUDAD-SAGRADA-DE-CARAL-SUPE-LOS-ORIGENES-DE-LA-CIVILIZACION-ANDINA-Y-LA-FORMACION-DEL-ESTADO-PRISTINO-EN-EL-ANTIGUO-PERU-2003.pdf 

Shady Solís, R., Leyva, C., Prado, M., Moreno, J., Jiménez, C. y Llimpe, C. (2003).Las Flautas de Caral-Supe: aproximaciones al estudio acústico-arqueológico del conjunto de flautas más antiguo de América.  En Shady Solís, R. y Leyva, C. (Eds.), La ciudad sagrada de Caral-Supe. Los orígenes de la civilización andina y la formación del Estado prístino en el antiguo Perú (pp. 293, 303). Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INC. 

http://www.zonacaral.gob.pe/downloads/publicaciones/LA-CIUDAD-SAGRADA-DE-CARAL-SUPE-LOS-ORIGENES-DE-LA-CIVILIZACION-ANDINA-Y-LA-FORMACION-DEL-ESTADO-PRISTINO-EN-EL-ANTIGUO-PERU-2003.pdf 

Shady Solís, R. (2003). La religión como una forma de cohesión social y manejo político en los albores de la civilización en el Perú. En Shady Solís, R. y Leyva, C. (Eds.), La ciudad sagrada de Caral-Supe. Los orígenes de la civilización andina y la formación del Estado prístino en el antiguo Perú (pp. 133-136, 297). Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INC. 

http://www.zonacaral.gob.pe/downloads/publicaciones/LA-CIUDAD-SAGRADA-DE-CARAL-SUPE-LOS-ORIGENES-DE-LA-CIVILIZACION-ANDINA-Y-LA-FORMACION-DEL-ESTADO-PRISTINO-EN-EL-ANTIGUO-PERU-2003.pdf 

Shady Solís, R. (2006). Caral-Supe. La Civilización más Antigua de América. Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe/INC.

http://www.zonacaral.gob.pe/downloads/publicaciones/libro-caral-supe-la-civilizacion-2008.pdf 

Tavera Vega, L. (s.f) Caral. La ciudad de las Pirámides. Arqueología del Perú. https://www.arqueologiadelperu.com.ar/caral_a.htm#:~:text=En%20el%20sector%20alto%20se,habitaron%20los%20pobladores%20de%20Caral 

Zona Caral (s.f). Unidad Ejecutora 003 – Zona Arqueológica Caral. https://www.gob.pe/caral

2 comentarios en “La ciudad de Caral: la religión (II parte)”

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