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Aproximación al patrimonio Industrial: Concepto y evolución.

Lo que llamamos patrimonio es el resultado de una serie de convenciones culturales y subjetivas. Objetos o edificaciones diversas que en otras épocas no eran valoradas lo más mínimo, con el tiempo son encumbradas y protegidas. Es por tanto un concepto variable en función de los parámetros con los que se valore un bien en cada época o momento histórico. Un ejemplo de su mutabilidad es el cambio de apreciación que en su momento sufrió el patrimonio de época medieval: pasó del menosprecio absoluto a la revalorización y recuperación. El Patrimonio es por tanto una herencia que la sociedad decide conservar para ser transmitida. El concepto de Patrimonio mismo ha variado desde su primera consideración como patrimonio artístico, más tarde histórico-artístico, hasta la actual y amplísima denominación de patrimonio cultural, en el que se contempla el patrimonio intangible. Este proceso es el que vivieron los bienes industriales. Desde su aparición, a su obsolescencia y abandono, pasando por su salvaguarda y valoración, para llegar finalmente a una formulación teórica de su concepto: delimitación cronológica, espacial y temática de lo que se considera patrimonio industrial.

El denominado hoy en día patrimonio industrial acoge en las definiciones que se le brindan todos los bienes surgidos a tenor de la Revolución Industrial, momento histórico iniciado en el siglo XVIII en Reino Unido que cambió el modo de vida europeo, la producción, la economía, el consumo y la sociedad. Surgen nuevas tipologías arquitectónicas y trazados urbanos en respuesta a las nuevas necesidades de la población: hacía falta alojar a los obreros cerca de los centros productivos, ya fueran una fábrica o una mina. 

Aunque ya existían desde finales del siglo XVIII museos con colecciones relacionadas con la ciencia y la industria (muy en relación con el espíritu ilustrado), estos museos estaban enfocados a la conservación de patrimonio mueble.  (Ejemplos de ello son el Conservatoire des Arts et Métiers de París de 1794 y el Deustches Museum de Múnich de 1906). Tras la II Guerra Mundial, la destrucción sistemática de aquellas arquitecturas fabriles y de hierro que resistieron en pie, suspuso un punto de inflexión en la consideración de estas construcciones. La gente veía desaparecer inmuebles y lugares que habían sido usados por ellos, y que habían marcado su modo de vida. Por primera vez en la historia, la sociedad sentía una vinculación casi emocional, nostálgica, hacia bienes contemporáneos sin valor artístico, considerándolos parte de su herencia cultural. Surgen en este periodo en Europa movimientos populares y asociaciones conservacionistas enfocadas a la salvaguarda de inmuebles y monumentos industriales. Los casos más paradigmáticos son los movimientos para la salvaguarda del pórtico de la Euston Station de Londres, finalmente demolido en 1962, y del mercado de Les Halles en París. 

Figura I. Pórtico de la Euston Station. Fuente
Figura II. Mercado de Les Halles. Fuente

La aparición de la arqueología industrial como nueva disciplina, cuyo nacimiento fue parejo y recíproco al del concepto de patrimonio industrial, fue imprescindible para el reconocimiento y la salvaguarda de los restos materiales de la industrialización. Surge en Reino Unido, poseedor de los bienes más antiguos de la Revolución Industrial, en relación con los primeros movimientos y asociaciones conservacionistas de estos bienes. Por ello será una disciplina muy ligada a la arquitectura y los monumentos, ya que su primera preocupación será la de conservar “todo aquello que no se podía trasladar a los museos”. Una tríada de autores ligados al mundo universitario pero no directamente al de la historia o arqueología, serán los responsables de sus primeras formulaciones teóricas: Rix, Hudson y Buchanan. El primer autor en utilizar el término Arqueología Industrial, fue el británico Michael Rix , profesor de literatura inglesa en la Universidad de Birmingham, que escribió en 1955 un artículo titulado Industrial Archaeology en la revista The Amateur Historian, en el cual instaba a la protección, inventario y estudio de los bienes de la primera Revolución Industrial en Reino Unido. En 1958 se crea el Industrial Archaeological Research Comitee dependiente del Council for British Archaeology; esta institución pondrá en práctica la joven disciplina elaborando inventarios de bienes industriales para su posterior estudio, creando el Survey of Industrial Monuments. En 1963, el escritor y periodista de la BBC Kenneth Hudson (1916-1999) definió por primera vez lo que era la arqueología industrial en su libro Industrial Archaeology. An Introduction, indicando que su finalidad era sobre todo la labor de catalogación, pero sin precisar un periodo concreto como objeto de su estudio. El tercer autor importante es el profesor de la Universidad de Bath, Robert Angus Buchanan, cuya publicación más destacada es Industrial Archaeology in Britain (1972). 

Poco a poco esta actividad reivindicativa desde el ámbito académico tendrá como resultado la creación de asociaciones o museos en torno a los bienes a proteger; ejemplo de ello será la apertura en 1967 del Ironbridge Gorge Trust Museum, denominado “lugar de nacimiento de la industria” que posee el puente de hierro más antiguo del mundo, datado entre 1776 y 1779. 

Entre las décadas de 1960 y 1970 la arqueología industrial se fue perfilando como disciplina, delimitando su concepto, metodología y fuentes. Poco a poco van surgiendo escuelas según países y posturas, quedando dividida entre Francia, Gran Bretaña e Italia. Si bien los principales debates se centraron en concretar la cronología y objeto de dicha arqueología, el debate cesó al entrar en escena organismos internacionales que emitieron cartas, recomendaciones, normativas y directrices en las que se definía de forma oficial qué es el Patrimonio Industrial, qué es la Arqueología Industrial, así como las formas de valorar y proteger este patrimonio. Sin embargo, la arqueología industrial, como arqueología, se dedica al estudio de restos materiales del pasado para su comprensión, quedando fuera otros aspectos que no pueden ser estudiados con el método arqueológico. El patrimonio industrial es una combinación de elementos materiales e inmateriales, de las construcciones y su contexto. No solo se compone de edificios, sino que se trata de la relación de éstos con el entorno, la naturaleza, el paisaje y las poblaciones en las que se integra, así como la memoria del trabajo que en ellos se desempeñaba. 

El TICCIH (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, en sus siglas en inglés), se crea en 1978, durante la celebración en Estocolmo del III Congreso Internacional para la Conservación de Patrimonio (organizado desde 1973 por el Ironbridge Gorge Trust Museum). Es una organización que colabora con el ICOMOS (International Council on Monuments and Sites) y con la UNESCO en la proposición de patrimonio para la Lista de Patrimonio Mundial. En 2003 la UNESCO publicó la Carta de Nizhny Tagil para el Patrimonio Industrial donde se da la siguiente definición:

 El patrimonio industrial se compone de los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la educación. 

Y establece como cronología: El período histórico de principal interés se extiende desde el principio de la Revolución Industrial, la segunda mitad del siglo XVIII, hasta la actualidad, incluida. Si bien también se estudian sus raíces preindustriales y protoindustriales anteriores. Además, se recurre al estudio del trabajo y las técnicas laborales rodeadas de historia y tecnología. 

Este es el punto de partida sobre el que se ha ido construyendo, a lo largo de estas últimas décadas, todos los documentos y recomendaciones para la salvaguarda del Patrimonio Industrial emitidas por diferentes organismos internacionales para incluir en las diferentes leyes de patrimonio nacionales, y en el caso de España, autonómicas. Había nacido un nuevo tipo de Patrimonio Cultural.

Conclusión

 El concepto de Patrimonio Industrial es relativamente reciente y ampara en su definición al patrimonio mueble e inmueble surgido a raíz de la Revolución Industrial. Es un concepto de patrimonio diferente, ya que sus parámetros de valoración distan de los que contempla el concepto de patrimonio cultural tradicional. Desde finales de los años 60 del siglo XX se desarrolla en algunos países una “toma de conciencia” sobre los vestigios del comienzo de la era industrial, refiriéndose a ellos por vez primera como “patrimonio”. Es la época en la que se empezaron a tomar medidas normalizadoras por parte de organismos como la UNESCO o el ICOMOS redactando convenios y recomendaciones para intentar definir, acotar, identificar y preservar el patrimonio industrial. A día de hoy se puede afirmar que la valoración de los bienes de la Industria está en auge. Cada vez se tiene más conciencia en cuanto a la necesidad de salvaguardar estos bienes como parte del legado de la historia contemporánea, como testimonio del pasado reciente. No obstante, son numerosos los peligros que acechan a estos bienes: sin la necesaria sensibilización de la sociedad hacía los vestigios contemporáneos de la industrialización, y por supuesto, la mínima medida de protección jurídica, estos bienes quedan a merced de leyes de suelo y ordenamientos de urbanismo. Así muchos restos son expoliados y demolidos al amparo de la legalidad. 

BIBLIOGRAFÍA

  • BUCHANAN, Robert Angus. Industrial archaeology in Britain. Harmondsworth : Penguin, 1972. ISBN 0140214135. 
  • “Carta de Nizhny Tagil sobre Patrimonio Industrial”. Moscú. 17 de julio de 2003. En ICOMOS. [consulta: 13 junio 2022]. Disponible en: international.icomos.org/18thapril/2006/nizhny-tagil-charter-sp.pdf 
  • CERDÀ PÉREZ, Manuel. Arqueología industrial: teoría y práctica. Valencia: Universidad de Valencia, 2011. ISBN 8437084482. 
  • CHOAY, Françoise. Alegoría del patrimonio. Madrid: Editorial Gustavo Gili, S.L., 2007. ISBN 8425222362.
  • HUDSON, Kenneth. Industrial Archaeology: an introduction. Londres: Routledge, 2014. ISBN 1317598164. 
  • MACARRÓN, Ana y MOZO, Ana G. La conservación y la restauración en el siglo XX. Madrid: Tecnos, 2004. ISBN 9788430941360. 
  • “Principios conjuntos de ICOMOS-TICCIH para la conservación de sitios, estructuras, áreas y paisajes de patrimonio industrial. Los principios de Dublín”. Dublín. 28 noviembre de 2011. En: TICCIH-España. [consulta: 15 junio 2022]. Disponible en: http://ticcih.es/criterios-conjuntos-de-icomosticcih-para-la-conservacion-del-patrimonio-industrial
  • RIX, Michael. “Industrial Archaeology”. En: The Amateur Historian.1955, vol. 2, nº 8, p.225-229

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