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Pactos oscuros en las magias antiguas grecorromanas y judías

El misticismo de la magia ha sido un tema que ha levantado curiosidad desde los albores de la civilización. No obstante, sus características peculiares no han estado exentas de un intenso debate a lo largo de los tiempos. En el primer punto de este estudio, se analizará el  debate historiográfico existente entre los conceptos de  magia y religión en la Edad Antigua. A continuación, se observarán las similitudes y diferencias existentes entre dos objetos mágicos como son los cuencos de cerámica con encantamientos inscritos de Babilonia (Bohak, 2019: 70-122) y los hechizos vinculantes del mundo grecorromano (Collins, 2008: 104-131), centrándonos exclusivamente en aquellos relacionados con la comunicación con las entidades del Inframundo por sus particularidades.  

Figura 1. Circe, maga por excelencia de la Antigüedad. Pintura de John William Waterhouse. Fuente

El acercamiento tradicional desarrollado durante el siglo XX, y representado en la obra de J.G. Frazer Golden Bough, se centraba en representar a la «magia» y a la «religión» como entidades opuestas. Según dicha corriente, la magia  era observada como una expresión primitiva y centrada en la superstición que surgió antes de la religión, la cual  posteriormente traería una visión más madura de la interacción entre el hombre y el poder divino. Este tema no ha estado exento de un intenso debate historiográfico durante  los últimos tiempos. Las principales líneas de investigación actuales apuntan hacia dos posiciones claramente diferenciadas. La primera afirma que gran parte de la desaprobación social existente sobre la magia se debe a que los grupos religiosos gobernantes tachaban estas prácticas como ilícitas y propias de ignorantes. Por otra parte, la perspectiva más moderada, se fundamenta en que la magia debe ser entendida como una parte de la religión o como una parte de un complejo sistema de simbolismo cultural del cual la religión también formaría parte. A pesar de estos avances, aún no se ha llegado a un consenso claro sobre este tema y sigue debatiéndose sobre ello persistentemente.

El mundo de la magia es conocido por su naturaleza sincrética y por trascender fronteras geográficas y temporales. Ortal-Paz Saar define el término «práctica mágica» como aquella actividad ritual realizada para cumplir un objetivo claro, y desprendida (parcial o completamente) de los ritos religiosos institucionales en un periodo y lugar concretos. Dentro de estas actividades mágicas, los hechizos vinculantes estaban destinados a restringir la voluntad física o psicológica del individuo, haciendo que este se comportase de acuerdo al deseo del beneficiario del encantamiento y/o provocando que se desencadenasen una serie de acontecimientos (Saar, 2015: 24-53).

Los primeros testimonios sobre hechizos vinculantes han sido datados en el siglo V a.C.,  y su uso y popularidad se extendió hasta el siglo VI d.C. aproximadamente.  Su utilidad se extendió por todo el mundo grecolatino con objetivos bastante variados, desde fines amorosos y sanatorios hasta deportivos, económicos o judiciales. Los productos resultantes de estos rituales normalmente adquirían la forma de tablillas inscritas de plomo u otros materiales. La inscripción prototípica apelaba a entidades sobrenaturales y en algunos casos se añade el nombre del creador del hechizo. En la mayoría de los casos, se describían los resultados deseados como «que todos los que se oponen a mí se queden sin voz y sin palabras», o, «no gozarán de buena salud hasta que me devuelvan el animal que me han robado». Posteriormente, la tablilla se depositaba en un lugar importante para la consecución del encantamiento, como un cementerio o un templo (Kotansky, 1991:107-137).

Figura 2. Tablilla de oro inscrita con hechizo mágico. Fuente.

Por su parte, la mayoría de los cuencos mágicos babilónicos conocidos son defensivos (Bohak, 2019: 84-98) y, generalmente, difieren de los característicos hechizos vinculantes grecorromanos. No obstante, algunos muestran similitudes, sobre todo en aquellos hechizos destinados a la comunicación con los muertos y entidades sobrenaturales con fines mágicos.

Tal y como apunta Max Guilmot de una forma bastante bella y metafórica, «En Egipto (…) un difunto jamás es un muerto» (Guilmot, 1966: 1-27). Esta frase define la relación entre el beneficiario del hechizo y los muertos. Lo más común era que los objetos con hechizos vinculantes inscritos se depositaran en lugares relacionados con el inframundo, especialmente cementerios. Se consideraba que los difuntos que residían en los cementerios podían servir como mensajeros entre el individuo y los poderes oscuros. Las tumbas de los que murieron prematura o violentamente eran especialmente recomendadas para depositar estas tablillas ya que se creía que estos difuntos envidiaban a los que les sobrevivían, por lo que actuarían en su contra con mayor fiereza.

En los cuencos con hechizos inscritos, observamos como a los muertos se les habla en segunda persona, con el fin de generar analogías sobre su estado inerte y su lejanía con los vivos:

«Como tienes ojos y no ves, como tienes oídos pero no oyes, así me darás una piedra para mi silencio»

AMB Bowl 6, líneas 4–5

En este caso en concreto, diversos autores han afirmado que el individuo que realizó este hechizo buscaba silenciar al difunto. Esto puede deberse a que  hubiese algún tipo de conflicto jurídico entre el muerto y el vivo y este último no desease que ninguna otra persona o entidad se enterase. 

Figura 3. Cuenco de cerámica en arameo con encantamiento vinculante. Fuente.

La amplia variedad que se muestra en todos los aspectos de los hechizos vinculantes grecorromanos también se refleja en su actitud hacia los muertos, la cual está lejos de ser uniforme. Algunos de estos textos hacia los muertos son incluso agresivos hacia estas entidades, elemento que no se puede observar en los siguientes ejemplos:

«Si logran esto por mí, los liberaré»

Gager, 1999: 100

«Si me ignora y no cumple con rapidez lo que le pido, el sol no descenderá debajo de la tierra»

Gager, 1999: 103-104

No obstante, algunos hechizos son menos agrevios:

«Si refrena y constriñe [a los adversarios] por mí, los honraré y prepararé un regalo agradable para ti»

Gager, 1999: 138

Otra diferencia fundamental entre los hechizos vinculantes y los cuencos inscritos refiere al número de entidades difuntas a las que se dirigen. En los primeros, el destinatario suele ser un único individuo. Por el contrario, en el caso de los cuencos generalmente se dirigen a los muertos como un grupo anónimo y no a una entidad en particular. 

Tal y como hemos podido observar a lo largo de este estudio, el mundo mágico no ha estado exento de controversias y de un intenso debate en lo referente a su aceptación social. La magia debe de ser entendida como parte de un complejo sistema de simbolismo cultural en la cual los individuos pretendían encontrar soluciones a sus problemas. Los hechizos vinculantes grecorromanos y los cuencos con hechizos inscritos de Babilonia, son objetos fascinantes para el estudio. En ellos aparece numerosa información acerca de las vidas de la gente que los empleaban, especialmente detalles privados y mistéricos que jamás conoceríamos de no ser por estos testimonios. Revelan a sus temores de perder una demanda judicial, deseos de conquistar el cuerpo y la mente de una persona en particular, anhelos de retribución por calumnias o robos de propiedad, y otros innumerables casos de envidia, celos y venganza que se alejan bastante de las fuentes más conocidas y divulgadas.

Bibliografía

Bohak, G. (2019). Babylonian Jewish Magic in Late Antiquity: Beyond the Incantation Bowls. En Y. Friedmann y E. Kohlberg, E. (Eds.), Studies in Honor of Shaul Shaked (pp. 70-122). Israel Academy of Sciences and Humanities.

Collins, D. (2008). Magic in Ancient Greek World, Blackwell Publishing Ltd.

Frazer, J.G. (2005). The Golden Bough: A Study of Magic and Religion, Cosmo Publications (New ed.).

Gager, J. G. (1999). Curse Tablets and Binding Spells from the Ancient World, Oxford University Press.

Guilmot, M. (1966). Les Lettres aux morts dans l’Égypte ancienne, Revue de l’histoire des religions, 170, 1–27.

Kotansky, R. (1991). Incantations and Prayers for Salvation on  inscribed greek amulets. En C. A. Faraone y D. Obbink, (Eds.), Magika Hiera. Ancient Greek Magic and Religion (107-137). Oxford University Press.

Ogden, D. (2004). Greek and Roman Necromancy, Princeton University Press.Saar, O.P. (2015). A Study in Conceptual Parallels: Graeco-Roman Binding Spells and Babylonian Incantation Bowls, Aramaic Studies, 13, 24–34.

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