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La figura de Hefestión como ejemplo del culto a Alejandro Magno

La figura de Alejandro Magno siempre ha estado en la frontera entre el mito y la realidad (Gómez Espelosín, 2015). Sus hazañas han sido fruto de numerosas leyendas que han despertado el interés y la curiosidad de numerosos historiadores y biógrafos (Navarro, 2013). Tal fue su influencia, que tras su muerte se estableció la idea de que el monarca macedonio debía ser considerado una divinidad más dentro del panteón. No obstante, diversos estudios apuntan a que este proceso de deificación pudo producirse mientras  el conquistador seguía aún con vida.

Debido a la extensa vida de Alejandro, en este trabajo me centraré en analizar el episodio de la muerte de Hefestión y los honores fúnebres que se le dispensaron, debido a que es uno de los momentos utilizados para defender la postura de que Alejandro Magno fue considerado un dios mientras aún vivía. Para ello, me basaré en el uso de las fuentes clásicas, así como de los principales estudios actuales que se han realizado sobre dicho tema.

En el año 324 a.C., se produjo uno de los momentos más trágicos de la vida del legendario Alejandro Magno: la muerte de su querido general Hefestión. Algunos investigadores defienden que, cuando Alejandro dispensó elevados honores para su amado amigo, lo hizo pensando en que él deseaba un trato similar (Stoneman, 2004, pp. 100-101) o seguramente mayor (Worthington, 2004, p. 282). Sobre la muerte de Hefestión, Claudio Eliano relata lo siguiente:

«Cuando Hefestión murió, Alejandro lanzó a la pira sus armas e hizo arder junto con el cadáver oro, plata y las ropas que tanto prestigio tenían entre los persas. Se cortó su melena, dando rienda suelta a una pasión propia de Homero e imitando al Aquiles del poeta. Pero Alejandro obró con más violencia y rabia que aquel, pues arrasó la acrópolis de los ecbatanos y demolió sus murallas. (…) Cambió incluso su manera de vestir, abandonándose sin disimulos a la cólera, la pasión y las lágrimas. (…) Circula una historia según la cual todo aquello se preparó para el funeral de Hefestión pero acabó sirviendo para Alejandro a su muerte. Pues no había terminado el duelo por el joven cuando la muerte sorprendió a Alejandro» (Claudio Eliano, 2006, pp. 172-173).

Figura 1. Relieve dedicado al héroe Hefestión (Thessanoliki Archaeological Museum). Fuente.

Como una primera lectura denota, la comparación de la historia de Alejandro con la de Aquiles salta a la vista, ya que son más que evidentes los paralelismos establecidos entre la muerte de Hefestión y Patroclo, y la actitud que tomaron los héroes posteriormente. Sin embargo, Alejandro no consideró el luto y el lamento como actos que honraran la memoria de su amigo, por lo que mandó una petición al oráculo de Siwa en la que solicitaba que se le dispensaran los honores de un héroe.

«Ordenó Alejandro hacer sacrificios en honor de Hefestión, como si se tratara de un héroe; esto es lo que dicen al menos la mayoría de sus historiadores, aunque algunos otros afirman que Alejandro envió una legación a que preguntara al dios Amón si era procedente ofrecer sacrificios a Hefestión como si de un dios se tratara; la respuesta del oráculo fue que no procedía» (Arriano, 2001, p. 225).

«En el ejército cesó el toque de flautas y toda música por largo tiempo, hasta que vino un oráculo de Amón para que se diera veneración a Hefestión y se le hicieran sacrificios como a héroe» (Plutarco, 2010, 100).

Como podemos observar en las obras de Arriano y de Plutarco, el tipo de culto que se le dio al general fallecido fue de carácter heroico, con la diferencia de que en el primero el oráculo dio respuesta por petición de Alejandro y que en el segundo es el mismo oráculo el que dijo qué tipo de honor se le debía dar a Hefestión. En contraposición, tenemos el relato de Diodoro, el cual afirma que la petición de Alejandro no fue para que se le concedieran honores de un héroe sino los propios de un dios.

«(…) En consonancia con esta grandeza y con las demás honras que se produjeron en el funeral, al final ordenó a todos hacer sacrificios en honor de Hefestión como dios asociado. Pues por azar llegó Filipo, uno de los amigos, trayendo como oráculo de Amón la orden de hacer sacrificios a Hefestión como dios» (Diodoro de Sicilia, 2011, p. 292).

Este tema ha sido un asunto muy discutido por los historiadores modernos, quienes no han llegado a un acuerdo académico. Por una parte, Stoneman apunta que, desde el mismo momento en que Alejandro pidió a su padre Amón que se le concedieran honores heroicos a Hefestión, el conquistador debía pensar que él era un dios para atreverse a realizar tal demanda (Stoneman,  2004, pp.102-103).

A pesar de esto, el hecho de convertir a un individuo en un héroe no dependía de las peticiones personales por mucho que procedieran de un monarca. Un héroe debía haber realizado grandes hazañas que fueran reconocidas por la gente. Por lo tanto, es el propio pueblo el cual mediante sus rezos y oráculos podía solicitar tales honores (Parker, 2011, pp. 273-277). Esto conlleva a que, si una ciudad es capaz de solicitar honores para un individuo destacado, el hecho de que Alejandro solicitase la concesión no le daría carácter divino en ningún sentido, por lo que la afirmación de Stoneman sería confusa. Por otro lado, Worthington afirma que si Alejandro solicitó honores heroicos para su amigo, él, que era superior a Hefestión, debía recibir una consideración más alta, es decir, la divinidad (Worthington, 2004, p. 283).

Esta afirmación de Worthington es quizá más excesiva aún. No hay ninguna prueba en las fuentes que demuestre que Alejandro creyese que estaba en un nivel superior a Hefestión. Más bien, al contrario, ya que todos los datos apuntan a que el monarca consideraba a su amado amigo como el único al que podía considerar un igual. Este hecho puede llegar a tal nivel que incluso podría acarrear confusiones.

«Y así pues, las reinas, creyendo que el rey era Hefestión, le hicieron las reverencias acostumbradas en su corte y ante la indicación, por parte de algunos eunucos prisioneros, de quién era Alejandro, Sisigambis se arrojó a los pies de éste, aduciendo como excusa el ser aquella la primera vez que veía al rey. Éste, ayudándola a levantarse, le dijo: “Madre, no te has equivocado: también éste es Alejandro”» (Quinto Curcio, 1986, p.124).

Figura 2. Alejandro y Hefestión (Andrea Camassei). Fuente.

Observando estos datos se puede afirmar que tanto el razonamiento de Stoneman como el de Worthington resultan carentes de pruebas a la luz de los textos. Si asumiéramos que sus hipótesis son reales, es decir, que Alejandro se veía como superior a Hefestión y, por lo tanto, merecía tratamiento divino, esto solo nos proporcionaría información sobre la psicología del monarca de sí mismo y no de lo que opinaban sus aliados y súbditos; mucho menos demostraría esto la existencia de cultos a su persona (Badian, 1981, p. 55). Por lo tanto, podemos decir que el episodio de la muerte de Hefestión no aporta ninguna información sustancial que certifique ningún tipo de culto a Alejandro, ya sea como héroe o como dios (Badian, 2006, p. 256).

A modo de conclusión y una vez analizados todos los aspectos pertinentes, se observa con claridad cómo no hay ninguna evidencia clara que afirme con seguridad la existencia de algún tipo de culto dedicado a Alejandro durante su vida. Muchos investigadores han realizado hipótesis de la existencia de datos que aseguraran la adoración del monarca antes de su muerte. No obstante, parece que se basan fundamentalmente en suposiciones extraídas de fuentes confusas. Es posible que Alejandro se considerase más que un simple mortal pero, como ya hemos avanzado en otros trabajos (López, 2021, pp. 121-134), realizar cualquier otra afirmación resulta pura especulación científica.

Bibliografía

Arriano (2001). Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India). Traducción y notas de Antonio Guzmán Guerra. Editorial Gredos.

Badian, E. (2006). Alexander the Great between the two thrones and Heaven: Variations on an old theme. En I. Worthington (Ed.), Alexander the Great: A Reader,  (pp. 245-262). Routledge.

Claudio Eliano (2006). Historias Curiosas, introducción, traducción y notas de Juan Manuel Cortés Copete. Editorial Gredos.

Diodoro de Sicilia (2012).  Biblioteca Histórica. Libros XV-XVII. Traducción y notas de Juan José Torres Esbarranch y Juan Manuel Guzmán Hermida. Editorial Gredos.

Gómez Espelosín, F.J. (2015). En busca de Alejandro. Historia de una obsesión. Universidad de Alcalá de Henares.

López Calero, S. (2021). El camino hacia la divinidad: la muerte de Alejandro Magno. En R. A. Barroso Romero & Castillo J. A. Lozano(Eds.), Discurso, espacio y poder en las religiones antiguas  (pp. 121-134). Archaeopress Publishing.

Navarro, F. J. (2013). Alejandro Magno. Héroe, líder y conquistador. Rialp.

Parker, R. (2011). On Greek Religion. Cornell University Press.

Plutarco (2010). Vidas paralelas: Alejandro y Julio César. Introducción y cronología de Carlos García Gual. Biblioteca Edaf.

Quinto Curcio (1986). Historia de Alejandro Magno. Introducción, traducción y notas de Francisco Pejenaute Rubio. Editorial Gredos.

Stoneman, R. (2004). Alexander the Great. Routledge.

Worthington, I. (2004). Alexander the Great: Man and God. Pearson.

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