Desde antes de que comenzara el periodo dinástico, en el antiguo Egipto, se depositaban alimentos y bebidas junto a los difuntos como parte del ajuar que lo iba a acompañar en el más allá, lo que nos demuestra la fuerte creencia en la otra vida de ultratumba y la importancia que tenía la alimentación tanto en vida como en la muerte.
En diferentes tumbas a lo largo de las necrópolis egipcias y de los diferentes momentos históricos se han hallado restos de alimentos que han llegado hasta nuestros días, unos en mejores condiciones que otros, pero que gracias al clima árido y a que fueron específicamente preparados para su conservación, se nos brinda una interesante información acerca de la alimentación de los antiguos egipcios.
Ofrendas de Alimentos
En el antiguo Egipto se creía en la vida del más allá, por eso, se preocupaban por tener una tumba, por la conservación del cuerpo, factor importante, que va a llevar a desarrollar técnicas de momificación. Además, el ajuar funerario que acompañaba al difunto que van a ser desde objetos de uso cotidiano, muebles, armas, aunque no siempre han podido llegar en buen estado o completo hasta nuestros días, a causa de los ladrones. También, entre estos ajuares se encontraron alimentos y bebidas que acompañarán al difunto en su otra vida y le darían sustento para que pueda continuar en la eternidad.
Estos alimentos eran depositados en las tumbas para que sean consumidos por el Ka, la energía vital o doble del individuo, que era uno de los componentes con los que estaba conformada la persona, junto al Ba (alma, personalidad), el cuerpo (contenedor), la sombra (elemento solar) y el nombre (lo que define al hombre) (Parra, 2016).
El Ka, si bien es difícil de definir con exactitud, se suele mencionar como “la energía vital o el doble”, nace con el individuo, lo guía en su vida y en su muerte (Ikam, 2019). Se asegura el sustento de alimentos para que el difunto pueda seguir viviendo en la otra vida, por lo cual, es sumamente importante su alimentación, y en caso contrario, él tendrá que recurrir a acciones aberrantes para su supervivencia. Por ejemplo, se puede observar en el encantamiento 215 de los Textos de los Sarcófagos (Faulkner, 1973), donde refiere a que no desea comer sus heces ni beber su orina.
A su vez, siguiendo la historia del dios Jnum (Castel, 2001), deidad representada como un hombre con cabeza de carnero y de las más antiguas del panteón egipcio, señor de la primera catarata. Creó al hombre y a su Ka con barro del Nilo en el torno de alfarero, para luego depositarlo en el vientre materno. De esta forma, a través de esta creación no solo es el hombre, sino también a su Ka, que lo acompaña tanto en su vida como cuando muere.
Si bien desde tiempos predinásticos los antiguos egipcios depositaban junto a sus muertos vasijas o cuencos con alimentos. Es una tradición que se siguió a lo largo de su historia, aunque no solo se dejaba alimentos físicos, sino también se representaban mesas de ofrendas en muros de las tumbas, en las falsas puertas, estelas, o bandejas de ofrendas realizadas en cerámica donde se presentaban los alimentos y listas de alimentos. De esta forma, a través de la magia tendrían su provisión de alimentos para toda la eternidad.

Por lo general, los alimentos que se solían representar, así los ideales para las ofrendas funerarias eran: carne de res y aves, panes (de diferentes formas), vasijas de vino, cerveza, frutas (dátiles, higos, uvas), verduras (cebolla, ajo), legumbres, granos y especias. Esto también lo podemos ver reflejado en los textos religiosos como los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo, los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio y el Libro de los Muertos del Reino Nuevo, dado que el difunto deseaba comer lo mismo que los dioses.
Por otra parte, los alimentos en físico, juegan un papel importante como fuente de información acerca de la alimentación egipcia, pero también podemos observar el factor socioeconómico al momento de qué alimentos podían proveer al individuo al individuo para su próxima vida en el más allá.
Esto se puede ver reflejado en los tipos de carnes hallados entre los banquetes dejados en las tumbas, por ejemplo, el caso de la TT8 de Kha de la XVIII dinastía, con un ajuar intacto. Este personaje era el encargado de obras en Deir el Medina, y en su tumba se halló gran variedad de panes, frutas, especias, harina, sal, verduras, frutos secos, vino y aves y pescados (Tallet, 2006) (figura 1).
Es un detalle particular la presencia de pescado, ya que no era uno de los alimentos utilizados para ofrendas funerarias. Aunque también, en el 3477 de Saqqara de la II dinastía de una dama anónima perteneciente a la nobleza, también tiene entre sus comidas, pan, aves, carne de res, tortas, frutas como el higo, vino e incluso una especie de queso, y también había un pescado cocinado y presentado sin cabeza (Emery, 1961).
En un principio los alimentos eran dejados en platos de cerámica junto al sarcófago, pero después empezaran a aparecer contenedores de piedra de piedra caliza y después reemplazado por calcita, que trataban de imitar su contenido. Hasta que esto fue reemplazado por la madera, como se halló en la tumba MMA 1021 del príncipe Amenemhat Q de finales de la XVII dinastía en Deir el Bahari (Ikram, 2019) (figura 2).

También encontraremos estas cajas de alimentos en tumbas como la QV 46 de Imhotep, también de la XVIII dinastía visir en Tebas durante el reinado de Tutmosis I, así como en tumbas de reyes, como es el caso de KV 62 de Tutankhamón, donde se halló cuarenta y ocho cajas junto con frutas, verduras, granos, legumbres, miel y jarras de vino.

Estas cajas de comida solían tener carne de res o aves (patos, gansos, palomas…) que fueron preparadas para su conservación siendo momificadas, vendadas y depositadas en cajas individuales. Durante el Reino Nuevo eran de madera, cubiertas con yeso por fuera y con resina por dentro, tomando la forma del corte o del ave. Aunque para la XIX dinastía, Henutmehyt (BM EA51812), cantante de Amón a principios de dicha dinastía, tenía una caja de alimentos que era rectangular pintada de negro con una tapa plana, la cual contenía cuatro patos momificados envueltos en lino (fuente).
Conclusión
Por tanto, a lo largo de su historia los antiguos egipcios se han preocupado por suministrar alimentos a los difuntos para que continuaran su vida en el más allá, de forma mágica con una lista comida y representaciones de estos mismos bien de forma física, con banquetes depositados en las tumbas antes de ser selladas para que fueran consumidos por su Ka. Este se encargará de alimentarlo para la otra vida ultratumba, pero dependiendo del dueño de la tumba encontraremos según que comidas, aunque había unos alimentos estándar que se pueden encontrar repetidos en las tumbas, también teniendo en cuenta lo que nos dejaron los saqueadores y el paso del tiempo para poder estudiarlos.
Bibliografía
Castel, E. (2001). Gran diccionario de mitología egipcia. Editorial Alberabá.
Drioton E. y Vandier, J. (1964). Historia de Egipto. Eudeba.
Emery, W. B. (1961). Archaic Egypt. Penguin.
Ikam, S. (2019). “In death as in life, “you are what you eat”. Transformation, mummification and food offerings in ancient Egypt”. En Marie-Lys Aunette (édité). Religion et alimentation en Égypte et orient anciens Vol. II. Institut Franςais D´Archéologie Orientale, 387-413.
Parra, J. M. (2016). “Comer en Egipto. Con el hambre en los talones”. Revista Historia y vida N°579, 32-39.Tallet, P. (2006). La cocina en el Antiguo Egipto. Ediciones Folio.