La historia de los griegos es una suma interesante de hechos mitológicos y sucesos heroicos. Durante la época clásica, recurrían a sus mitos y leyendas para mostrar el pasado antiguo de sus ciudades. En el siglo IV los historiadores locales o atidógrafos y los oradores versados en acontecimientos históricos solían recoger las tradiciones míticas y legendarias de un pasado ficticio y explicar, bajo ese contexto, los acontecimientos sobrevinientes tras el fracaso en la guerra del Peloponeso. De esta manera, dentro de la tradición ateniense, sobresale Teseo como figura histórica y como héroe mítico. Tratándose del personaje real, del rey Teseo, hijo de Egeo, algunos historiadores le atribuyen el sinecismo (unión de la población) del Ática y el establecimiento de la democracia.
A la par que se inició el llamado «sinecismo» de Teseo se formalizó la polis ateniense aproximadamente en el año 700 a.C. Tucídides es el primero en mencionarlo:
«Desde los tiempos de Cécrope y de los primeros reyes hasta la época de Teseo, los habitantes del Ática vivieron siempre repartidos en pequeñas ciudades (poleis), cada una con sus pritaneos y sus magistrados, y cuando no tenían nada que temer no se reunían con el rey para deliberar, sino que deliberaban y decidían su política por separado. Hubo incluso algunos que hicieron la guerra, como fue el caso de los eleusinos y Eumolpo contra Erecteo. Pero cuando subió al trono Teseo y unió el poder a la inteligencia, entre otras medidas que tomó para organizar el país, suprimió los consejos y las magistraturas de las otras ciudades y unificó a todo el mundo en la ciudad actual, estableciendo un consejo y un pritaneo únicos; y, aunque siguieron ocupando sus tierras separadamente igual que antes, les obligó a limitarse a esta única ciudad, que, cuando fue dejada por Teseo a sus sucesores, se había convertido en una gran ciudad gracias a que todos le aportaban ya sus tributos. Y en memoria de esto los atenienses todavía hoy celebran, a expensas públicas, las fiestas Sinecias en honor de la diosa» (Tucídides, p. 143, 15).
Como prueba de que existió en Atenas la conciencia de un proceso de unificación, se puede ver que el sinecismo se encuentra arraigado no solamente en los mitos y las leyendas, sino también en el calendario, específicamente en la fiesta de las Sinecias, en honor a Teseo y la diosa Atenea, donde se congregaba al demos por fratrías.
Este hilo conductor lleva a lo que podría ser el inicio de la democracia. En concreto, Plutarco, a través de sus escritos biográficos, vincula precisamente el punto de partida de esta forma de gobierno a la Atenas gobernada por Teseo:
«Después de la muerte de Egeo, Teseo se propuso una ingente y admirable empresa: reunió a los habitantes del Ática en una sola ciudad (asty) y proclamó un solo pueblo (polis) de un solo Estado, mientras que antes estaban dispersos y era difícil reunirlos para el bien común de todos, e, incluso, a veces tenían diferencias y guerras entre ellos. Yendo, por tanto, en su busca, trataba de persuadirlos por pueblos y familias (génoi); y los particulares y pobres acogieron al punto su llamamiento, mientras que a los poderosos les prometió un Estado sin rey y una democracia que dispondría de él solamente como caudillo en la guerra y guardián de las leyes, en tanto que en las demás competencias proporcionaría a todos una participación igualitaria. Algunos parecieron aceptar estas razones, pero otros, temerosos de su poder, que ya era grande, y de su decisión, les parecía preferible aceptarlas por la persuasión mejor que por la fuerza […]. A la ciudad la llamó Atenas» (Plutarco, 1985, p. 184).
El historiador romano incluso hace mención a la participación igualitaria de derechos entre los ciudadanos por la que optó Teseo para guiar a su pueblo, y la importancia que le dio a la organización de sus habitantes:
«Con la pretensión de amplificar más la ciudad, admitía a todos a la participación de los mismos derechos, y aquel pregón solemne: «Venid aquí todas las gentes”, se dice que es de Teseo, que se proponía la formación de un pueblo universal. Sin embargo, no dejó de considerar que de la reunión y mezcla de la muchedumbre sin discernimiento resultaría una democracia desordenada; así, fue el primero que formó la distinción de patricios, labradores y artesanos, concediendo a los patricios conocer acerca de las cosas divinas, que de ellos se tomasen los Arcontes, y ser los maestros de las leyes y los intérpretes de las cosas santas y sagradas…poniéndolos como en un plano de igualdad con los restantes ciudadanos…» (Plutarco, 1985, p. 186).
Es aquí cuando aparece la figura de Clístenes, también asociada a la democracia de Atenas, quien de un modo peculiar fundó una suerte de «isocracia» para definir la igualdad de todos ante la ley. En este sistema estatal, todos los ciudadanos poseían poderes políticos similares; el término proviene del griego ἴσος que significa «igual» y kράτος, «poder», o «gobierno». En todo caso, las tradiciones sinecísticas fueron anteriores a Clístenes.
Surge en este contexto la legislatura democrática de Solón, con quien el Ática aparece ya unificada, pero el mismo Solón es quien enaltece esta unificación y restauración de Atenas. Por ello elementos de sus reformas resultan ser parte de la «democracia» de Teseo. Posiblemente el legislador utilizó al héroe para resaltar la transformación de la ciudad, la unión establecida por Teseo, fundamentalmente en lo político, que sería representada años después en la fiesta de las Panateas. Otro indicio de que Teseo habría sido utilizado por Solón hace referencia a que el Teseo político, tanto del sinecismo como de la democracia, contiene muchos aspectos que pueden relacionarse con el legislador ateniense a quien también se le atribuye la paternidad de la democracia ateniense. Incluso algunos autores sostienen que Cimón y otros líderes de propensiones democráticas han utilizado a Teseo para propagar sus acciones políticas (Valdés Guía, 2009).
En este punto es ciertamente importante destacar que, en las Suplicantes de Eurípides (vv. 350-353 y 405-408), Teseo aparece por primera vez como defensor de la democracia. En los versos 350-353, el héroe, rey de los atenienses, destaca que ha dado al pueblo el derecho de la palabra y que lo ha hecho soberano, dándole la libertad y la igualdad de derechos de votos. En los versos 405-408 insiste en que la ciudad es libre y el pueblo es soberano y que los ricos tienen los mismos derechos (ison) que los pobres. Podría decirse que Teseo, como rey, establece la «isonomía», según lo declara Plutarco (1985, p. 184) en una época en la que el término «demokratia» aún no se tenía en cuenta. Es Teseo quien llama a una igualdad al pronunciar estas palabras: «Vengan aquí todas las gentes». Solón congrega posteriormente al pueblo (en una suerte de imitación) y hace leyes iguales para todos. Siendo Teseo el primer demócrata, se reivindica a Solón como padre de la democracia (finales del siglo V).
Por otro lado, en lo que respecta al Teseo mítico, existen diferentes posturas de un grupo de autores que no están de acuerdo con la realidad histórica. Descartan principalmente lo concerniente al sinecismo de Teseo al sostener precisamente la proyección conectada a un pasado mítico y legendario, que no deja de estar cercano a un punto de vista político y social, así como religioso o ritual.
Hay un vínculo entre el héroe Teseo y el Ática desde los inicios del arcaísmo, y es justamente cuando se producen historias que se circunscriben a él, a su familia e incluso sucesos relacionados con el proceso de unificación política del territorio ateniense.
En conclusión, la postura del mito de Teseo político ayuda a conocer y profundizar en la ideología y la organización de la época clásica de los siglos VI, V y IV y del arcaísmo heleno, y del momento en que se configuró la democracia y la polis en Atenas. Esa particularidad del mito se complementa con el aspecto histórico de la época, basado en la compilación de las fuentes obtenidas tanto de historiadores, atidógrafos, dramaturgos, quienes a través de sus obras nos permiten acercarnos al pasado y observar la vida en común, los conflictos y los escenarios que vivieron los antiguos griegos. Queda, en todo caso, la cercana probabilidad de que el pionero de la democracia en Atenas fue Teseo.
Bibliografía
Eurípides (1977). Tragedias. Gredos, Madrid.
Plutarco (1985). Vidas Paralelas t. 1. Madrid.
Tucídides (1989). Historia de la Guerra del Peloponeso (traducción de Antonio Guzmán Guerra). Alianza Editorial, Madrid.
Valdés Guía, M. (2009). La recreación del pasado en el imaginario griego: el mito de Teseo y su utilización como fuente histórica. Dialogues d’histoire ancienne, 35(1), pp. 11-40. https://doi.org/10.3406/dha.2009.3091
Pingback: Archaeology 2023-09-08 – Ingram Braun