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Tras la obra de María Luisa Puiggener

Para entender la trayectoria de nuestra protagonista, debemos contextualizarnos en la sociedad decimonónica transitoria hacia los nuevos inicios del  siglo XX. Será a partir de este momento donde impere una pintura cuya temática principal abordará el tema social así como también el simbólico.

Figura 1. Una artista, María Luisa Puiggener, Madrid, Museo Nacional del Prado. 1091. Fuente. Licencia: Dominio Público.

En este sentido, el realismo social será entendido como una vertiente que busca la interpretación veraz de la historia y la sociedad, las cuales,  poco a poco trazarán una conciencia real, una conciencia de la realidad general; una realidad  azotada principalmente por los extremos más crueles de los desfavorecidos, cuya temática será abordada por los principales autores de la época, acentuada principalmente por la captación y sensibilidad de la atmósfera existente en el contexto social del momento. 

Nos encontramos ante una España aturdida, un país marcado por los principios de renovación y reorganización de los principales sectores de distribución llevados a nivel regional donde Cánovas del Castillo propondrá la motorización esencial de la zona sur de España, concretamente, la zona de Andalucía, la cuál será entendida a partir de estos momentos como una mina de exportación esencial para el mantenimiento del resto de la península (Illán, 2022 pp.5-7).

Esto provocará un malestar general intensificado por la precariedad social y laboral que se traducirá en la sociedad a través de los cierres de grandes edificios de producción primaria así como fábricas, identidades económicas junto con otras tantas pequeñas industrias. Andalucía sufrirá la eclosión de una nueva realidad, una realidad promovida por la necesidad y la precariedad

Será a partir de estos momentos cuando se cree un cierto anecdotismo paralelo al ya vigente costumbrismo cuya representación irá desplegando sus variantes iconográficas a temas más trascendentes y moralizantes como la pobreza, la enfermedad y la muerte. 

Figura 2. La última alhaja. María Luisa Puiggener. Fundación Cajasol. Sevilla. 1900. Fuente. Licencia: Dominio Público.

Numerosos de estos artistas han sido reconocidos por su larga e ilustre  trayectoria en el ámbito de las artes, pero ¿cuántos de ellos han quedado en el olvido? . En líneas generales, estas figuras han servido de inspiración así como de materia principal de estudio para las posteriores generaciones en el ámbito de nuestra disciplina. La historiografía general se ha encargado de relegar a un segundo lugar a otras tantas artistas que han quedado a la sombra de otros tantos que, de forma distinta, corrieron una mejor suerte. Es por ello por lo que en este artículo me gustaría abordar a la artista jerezana  María Luisa Puiggener Sánchez. 

María Luisa Puiggener Sánchez, nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, José Puiggener Pages, fue periodista, impresor y editor de diferentes revistas y periódicos de Jerez de la Frontera. En este contexto, los hijos de Puiggener recibieron una formación ilustrada, una inquietud bastante avanzada para su época, ya que concebía como igualitaria la formación de todos y cada uno de sus hijos (Serrano Lomba, 2019, p.120). 

En 1890, María Luisa se matriculó en los cursos de enseñanza artística de la mujer en Sevilla, donde desarrollaría cierto interés por las artes y la cultura general. Obtendrá una medalla de Cobre en la materia del dibujo del antiguo. Seguirá su formación en la Escuela de Sevilla, y ampliará sus conocimientos con la ayuda del pintor sevillano José Jiménez Aranda con quién se especializó en las pinturas de género costumbrista y en el retrato (Salinas Gil/ Roma, 2021- pp 56-74).

Será por tanto, una de las pocas mujeres pintoras del siglo XX que obtendrá reconocimiento por su obra. A pesar de la oposición por parte de los críticos de arte, consiguió que su obra fuese reconocida y su figura renombrada. En este sentido, María Luisa consigue profesionalizarse y emanciparse económicamente, así como también logrará la participación asidua en algunas exposiciones y certámenes de arte (Illán, 2022, pp. 79-81).

Durante las dos primeras décadas del siglo XX desarrolló una actividad artística admirable, cuya trayectoria la empujó a más de veinte exposiciones en donde obtendrá gran reconocimiento social por parte de la crítica, así como un gran número de premios y medallas (Illán, 2022, pp 79-81).

María Luisa Puiggener intervino activamente en las Exposiciones de Bellas Artes de Primavera de Sevilla organizadas por el Excmo. Ateneo de Sevilla donde exhibió una serie de obras, siendo la única artista mujer participante (Salinas Gil y Lomba, 2021. pp. 54-60)

De manera ejemplar, sería reconocida en la capital hispalense en los Juegos Florales del Ateneo, a principios del siglo XX. También saldrá victoriosa en Granada, donde expondrá  en la Exposición de Bellas Artes, su obra titulada «A tí suspiramos» cuya iconografía no difiere de la obra a comentar titulada «Escena de empeño, una joya» (Illán y Velázco Mesa, 2022. pp.64-70).

Figura 3. Madre e hija (¡A tí suspiramos!). María Luisa Puiggener. Colección Particular. 1091. Fuente. Licencia: Dominio Público.

En la conocida como primera Exposición de Pintura Feminista, celebrada en 1093 en Madrid, recibió una buena opinión por parte de la crítica. A su vez, Puiggener participa en los años 1904, 1906 y 1910 en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, donde consiguió en las dos primeras una Mención Honorífica. 

A nivel internacional, participó en  diferentes exposiciones y en 1907 fue seleccionada para participar en la V Exposición Internacional de Arte en Barcelona, donde obtendría cierto valor pues María Luisa junto a Gonzalo Bilbao serían los únicos admitidos en el certamen. Su larga carrera como artista la llevó a Buenos Aires (Argentina) entre los años 1908 y 1909. Más tarde participó en la Exposición del Centenario de la Independencia de México en 1910 y, finalmente, en la Exposición de Buenos Aires, en la que obtuvo una tercera medalla (Puerta Féliz, 2022. 30-45)

María Luisa obtendrá en 1902 un premio en los juegos florales del Ateneo, así como también obtendrá posteriormente, una medalla de plata en las exposiciones de Bellas Artes, junto con otras dos menciones de honor en los años 1904 y 1906. Por otro lado, será seleccionada para participar en la V Exposición Internacional de Arte en Barcelona

Pese a que actualmente se desconozca su producción artística, debido a su escasa referencia en la bibliografía, podemos decir que, sin lugar a dudas, su carrera artística fue fructífera y reconocida por la sociedad del momento.

Así podemos percibirlo a  través de la crítica de Casanova, quién en 1904, definió a María Luisa Puiggener como aventajada, situándola en un estadio igual o superior al resto de sus compañeros varones

«La señorita Puiggener aventaja en el arte a muchos maestros; ella enseña  más que un académico en su cuadro a estudiar el Arte tal y como debe ser. Yo confieso que hace tiempo, voy a la exposición para estudiarla. Bien puede figurar su nombre con los de Margarita Macip e Isabel Coello del siglo XXI y con los de María Valdés y Catalina de Mendoza, más modernas, como la Rosa Bohenhour y la inglesa Maudi Boo, tan celebradas». Casanova, 1904. (Puerta Féliz, 2018. pp 127)

                                                                                           

En este sentido, podemos observar que su fuente de inspiración principal será, sin lugar a dudas su realidad. Una realidad triste y veleidosa que reflejará  en numerosos de sus lienzos y que será, sin lugar a dudas, junto con la creciente influencia de Jimenez Aranda en su pintura, uno de los principales elementos iconográficos a analizar en la producción artística de María Luisa. 

Conclusiones 

Como broche final al breve estudio y acercamiento de la figura de María Luisa Puiggener Sánchez, su figura nos ha servido de inspiración así como también de reflexión. He podido analizar como muchas de estas mujeres que intentaban acercarse al mundo artístico a veces no solo eran rechazadas por la academia, sino incluso por la propia familia. Es algo totalmente devastador.  Y considero que,  en cierto sentido, es una realidad que permanece de la misma forma que en el siglo pasado, para que de este modo abran paso a las mujeres en el mundo de las artes, siempre va a existir una etiqueta social que determine la inclinación iconográfica e iconológica de la obra. Puede decirse que, en cierta forma no solo quedamos las mujeres relegadas a la inspiración o mímesis directa de la naturaleza, es decir, no solo debemos aspirar a la mera mímesis de los frutos o de los paisajes. Porque son artistas, mujeres artistas y que, como tal, como disciplina propia debemos y podemos plasmar la interpretación fidedigna de la realidad social. 

Bibliografía

Puerta Féliz, N.(2022). Damas, diosas y musas. Encuentro femenino con el arte. Ediciones asimétricas. 

Illán Martín, M., y Velazco, Mesa, C. (2018). Un verdadero pintor. María Luisa Puiggener en la escena artística sevillana de comienzos del siglo XX. Revista de laboratorio de arte, 30, pp. 1-18. 

Illán Martínez, M. (2022). De la conciencia de género a los discursos feministas en las artistas españolas (1804-1890). En: C. Lomba Serrano, R. Gil Salinas, J. Brihuega Sierra, M. A. Pérez-Martín, E. Alba Pagán, A. Castán Chocarro, B. Torralba Gallego y I. Escudero Gruber (Eds.), Catálogo de exposición. Mujeres Artistas en España. Hacía poéticas de género 1804-1939. Gobierno de Aragón y Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana.

Salinas Gil, R y Lomba C. (2021). Olvidadas y silenciadas. Mujeres artistas en la España Contemporánea. Universidad de Valencia

Serrano Lomba, C. (2019). Bajo el eclipse. Pintoras en España, 1880-1939. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 

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