ArqueoTimes.es

Olga de Kiev y la consolidación de la Rus’

En este artículo se analizará la figura de la princesa Olga de Kiev. Conocida por una leyenda sangrienta de venganza, o por la veneración como santa que recibe actualmente, la princesa Olga fue una importante agente política del siglo X. Su actuación permitió que su pueblo, de origen escandinavo, se terminara de asentar en territorios conquistados pocas décadas antes y se consolidara la estructura política que tiempo después daría lugar a Rusia.

Origen de Rus’

El término Rus’ o Rhôs apareció en Bizancio en el siglo IX como referencia a quienes vivían entre el mar Negro y el mar Báltico, especialmente varegos. A los territorios donde habitaron se les denominó ‘Ρωσία o Rhôsia, es decir, tierra de los Rus. En un origen se asociaba a la barbarie, ya que se entendía  los Rus’ como salvajes (Meyendorff, 1981, pp. 9-11). 

Estos varegos, identificados como Rus’, eran mercaderes escandinavos asentados desde mediados del siglo IX (Fernández Riquelme, 2015, p. 171). Liderados por Riúrik, se instalaron en el sur siguiendo las rutas comerciales y lucharon con otros pueblos ya presentes (Hita Jiménes, 2001, pp. 168-174). Entre habitantes de los nuevos territorios había misioneros bizantinos. Esto no impidió que Riúrik atacase Constantinopla en el año 860 (Arrignon, 1983, pp. 130-31).

Antes de morir en el año 879, Riúrik confió la sucesión y la tutela de su hijo a su pariente Oleg. Este fue un gobernante de gran belicosidad, que continuó la expansión hacia el sur. Conquistó Kiev, y trasladó allí la capital que Riúrik había fijado en Nóvgorod. Asedió Constantinopla por segunda vez en el año 911, muriendo poco después (Hita Jiménes, 2001, pp. 132-136). 

Oleg fue sucedido por Igor, el hijo de Riúrik. Bajo su reinado, Constantinopla fue atacada nuevamente hasta en dos ocasiones: en el 941 y en el 944 (Arrignon, 1983, 130-131). Todos los enfrentamientos que los varegos tuvieron con Bizancio se resolvieron con acuerdos comerciales. Dada su larga trayectoria como mercaderes, es posible que estos acuerdos fueran desde el principio el fin de sus ataques.

La princesa Olga

Poco después de su último tratado con los bizantinos, el príncipe Igor fue asesinado por Mal, príncipe de los drevlianos, cuando les reclamó un tributo (Hita Jiménes, 2001, p 182). Su viuda, la princesa Olga, se hizo cargo del reino como regente de su hijo Sviatoslav. La Crónica de Néstor detalla como una de las primeras acciones de Olga como gobernante fue vengar la muerte de su esposo, asesinando de distintas formas a los drevlianos.

Figura 1. Olga ordenando quemar a los enviados drevliano. Dominio Público. Fuente

El príncipe Mal pidió en matrimonio a Olga, viuda de su víctima, quien fingió aceptar. Éste envió a su prometida una delegación, a los que arrojó a una fosa que había excavado frente a su palacio. La princesa se justificó diciendo que los embajadores habían actuado con ella de manera inapropiada, y solicitó a Mal que enviará a otros hombres. Cuando llegaron los nuevos representantes devrilianos, Olga les envió a tomar un baño y los quemó vivos. Para finalizar su venganza, pidió a Mal que organizara un festín, donde ordenaría la muerte de este y toda su tropa. Posteriormente, la princesa viuda de Kiev hizo la guerra al resto de los devrilianos, exterminando al pueblo que había asesinado a su marido (Espinel, 2016, 34-36).

Este episodio es el más conocido de la regencia de Olga, aunque también destacó por su reforma fiscal y administrativa. Inspirada en Bizancio, dividió  el territorio en provincias militares (druzhinas), a las que pedía el cómputo de los impuestos una vez al año (Martin, 1995, 11-12).

Figura 2. El bautismo de la princesa Olga (1792). Dominio público. Fuente. 

A diferencia de sus predecesores, la princesa consiguió acercarse a Bizancio sin necesidad de ganarles en batalla. En el año 957 hizo una visita a la capital donde Constantino VII la recibió con los honores militares que, según Arrignon (1983, p. 133) solo se daban a un igual. Cabe recordar que el emperador de Bizancio no reconocía ninguna autoridad superior, y por tanto no pudo dar trato a Olga de un igual, pero sí de una gobernante de suma importancia.

La visita de Olga culminó con su bautizo a la fe cristiana, oficiado por el patriarca Polieucto, y bajo el apadrinamiento del emperador Constantino y la emperatriz Elena, de quien tomó su nombre de bautismo (García de la Puente, 2004, p. 66). A su regreso a Kiev, Olga trajo consigo un sacerdote que le ayudó a mantenerse alejada del paganismo el resto de su vida (Mouravieff, 1842, pp. 9-10).

No ha de entenderse la conversión de Olga como un acto motivado únicamente por la devoción, sino también por la política. La dinastía Riúrik había permitido distintas religiones en su territorio, incluido el cristianismo (Martin, 1995, p. 6). Sin embargo, carecía de una creencia mayoritaria y reglada, que podría suponer un elemento de cohesión dentro del territorio y con el Imperio bizantino.

La conversión de Vladimiro I

Sviatoslav murió en el año 972. Tras una disputa entre sus hijos, se coronó al único superviviente, Valdimiro de Nóvgorod en el año 980. El príncipe Vladimiro tomó una postura distinta a la de sus predecesores, y quiso unificar a sus súbditos en una sola fe. Según la leyenda, hizo a llamar a representantes de las principales religiones, le desagradó que los judíos no tuviesen un territorio, la austeridad de la liturgia católica y la restricción islámica del alcohol. Finalmente, escogió el cristianismo ortodoxo por la majestuosidad de sus ceremonias (Martin, 1995, 1-7).

Una historia más subjetiva, con un punto de vista religioso, sostiene que Vladimiro se convirtió por su abuela Olga. Según esta versión, Olga habría cuidado de sus nietos mientras Sviastoslav batallaba, y Vladimiro hubiera sido consciente de la prestigiosa sabiduría de su abuela. Sin embargo, no hay pruebas que validen el relato (Mouravieff, 1842, 10-13). 

También se ha señalado como posible causa de la conversión el matrimonio de Vladimiro I con Ana Porfirogéneta, hermana del emperador Basilio II, celebrado entre los años 987 y 989. Esta unión implicó una alianza militar y, según se ha teorizado, una promesa de conversión de los Rus’ (Arrignon, 1983, p. 134; Vasiliev, 1932, pp. 351-352). Sin embargo, la cristianización fue un proceso arduo que no se pudo completar hasta el siglo XIV (García de la Puente, 2004, p. 71).

Conclusiones

Olga de Kiev fue una gobernante accidental, ya que llegó al poder por la repentina muerte de su marido. A pesar de que no se esperase que ella ejerciera el poder, desde el principio mostró su habilidad política. Sus acciones implican que era menos belicosa que su marido y sus predecesores, tratando de llegar a acuerdos con Bizancio mediante una asimilación religiosa y administrativa. Sin embargo, más allá de la leyenda sobre sus creativas formas de vengarse, Olga demostró ser capaz de ejecutar una acción militar en caso de necesidad.

Aunque su conversión al cristianismo fue un acto personal, podría haber repercutido en su pueblo de no ser por la negativa de su hijo Sviatoslav. Sin embargo, su nieto Vladimiro actuó de un modo similar, aliándose con los bizantinos por matrimonio y dando inicio a la conversión general que su abuela no pudo realizar. Es por ello que Olga y Vladimiro reciben culto como santos, y no es extraño observar que se les venere al mismo tiempo.

Bibliografía

Arrignon, J. P. (1983): Les relations diplomatiques entre Byzance et la Russie de 860 à 1043, Revue des études slaves, 55 (1), 129 – 237

García de la Puente, I. (2004): La cristianización de la Rus’kievita según «El relato de los años pasados”, Ilu. Revista de ciencias de las religiones, 13, 63-73.

Hita Jiménez, J. (2001): Sobre los orígenes de Rusia y la «Crónica de Néstor”, Studia historica. Historia medieval, 18-19, 165-186.

Fernández Riquelme, S. (2015): La Tercera Roma. Mitos y realidades en el nacimiento histórico de Rusia como Estado, La razón histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las Ideas, 31, 168-201.

Meyendorff, J. (1981): Byzantium and the rise of Russia: a study of Byzantino-Russian relations in the fourteenth century. Universidad de Cambridge.

Mouravieff, A. N. (1842): A history of the Church of Russia. John Henry Parker, 1842.

Vasiliev, A. A. (1932). Was Old Russia a Vassal State of Byzantium?, Speculum, 7 (3), 350 – 360.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ArqueoTimes.es
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.