ArqueoTimes.es

La piratería helenística: al servicio de los diádocos en el siglo IV a.C.

La guerra y la inestabilidad fueron dos factores que determinaron, de forma sustancial, el siglo IV a.C para Grecia y el Mediterráneo oriental. Se trató de una fase de transición entre la época clásica y helenística, en la cual el reino de Macedonia, una potencia de la periferia griega, tuvo un papel protagonista. Consolidó su dominio sobre la Grecia continental bajo el mando del rey Filipo II y, finalmente, extendió sus posesiones hacia oriente por medio de la conquista del Imperio persa por parte de Alejandro Magno. Sin embargo, su temprana muerte condujo a la fragmentación del poder entre sus generales, conocidos como los diádocos, quienes se enfrentaron en una serie de guerras por el reparto y la supremacía del imperio alejandrino. 

En estas condiciones de competitividad, los diferentes sucesores de Alejandro emplearon una gran variedad de medios y útiles para imponerse. Entre ellos, deberíamos destacar el uso de mercenarios y freelance warriors en sus ejércitos. Este hecho supuso la apertura de numerosas oportunidades para diferentes grupos, como bandidos o piratas. De esta manera, encontramos su reflejo en diferentes fuentes sobre la segunda mitad del siglo IV a.C, momento en el que formaron parte de los ejércitos helenísticos (Beek, 2015, p. 19). Concretamente, nos centraremos en las características, la organización y, finalmente, las alianzas que se establecieron en torno a la piratería.

Figura 1. El imperio de Alejandro Magno y sus rutas de conquista. Fuente

Mercenarios y freelance warriors

Para empezar, deberíamos definir correctamente tanto a los mercenarios como a freelance warriors, ambos relacionados con la concepción de la legitimidad. El primero sería definido como un grupo de guerreros que ejercían una serie de servicios a cambio de un pago. De esta forma, recayó sobre ellos la legitimidad de realizar actos violentos. El mercenarismo era una actividad respetable, de prestigio empresarial y de carácter público al ser financiada por el estado (Potter, 1984, pp. 231-232). Para el segundo grupo, tendríamos un conjunto heterogéneo de piratas y bandidos que actuaron por su cuenta, por lo cual, los actos de pillaje o saqueo no tuvieron ese salvoconducto o justificación (Beek, 2015, pp. 1-3) Aun así, ello no impidió la relación o el trato con otras entidades políticas, a priori, contrarias a estas prácticas. 

Podemos evidenciar la distinción de ambos grupos en las fuentes clásicas. El ejemplo más significativo de la época helenística es el asedio de Rodas por parte de Demetrio. Este evento fue descrito con gran detalle por parte de Diodoro Sículo, en cuyo testimonio podemos apreciar una clara diferenciación entre la fuerza regular de Demetrio y los barcos piratas y mercaderes (Diodoro de Sículo, 2019, p. 158). Es preciso indicar que podemos encontrar múltiples términos para referirse a los piratas, en función del autor clásico con el que trabajemos, como peirates (πειρατής), praedones o katapontistes (καταποντιστής) en el caso griego (Souza, 1999, p. 9). También es preciso comentar que hay casos donde se refieren a los piratas como leistes (λειστός), un término que agrupó a su vez a los bandidos que actuaban en tierra. 

Figura 2. El reino de los diádocos y sus vecinos. Fuente.

Organización y modos de actuación

En cuanto al modus operandi y la organización de los piratas, encontramos una estructura jerárquica basada en el comercio y el saqueo. Como cabeza visible, se encontraba la figura del archipirata o pequeños dinastas, que dirigían una flotilla de barcos generalmente pequeños y ágiles. La lista de las embarcaciones que cumplían estas condiciones son amplias y varían en función de la geografía, aunque en época helenística podríamos destacar dos: la hemiolia (ἡμιολία) y la myopharo . Estas propuestas proceden de los estudios de Henry Ormerod (1924), los cuales han sido corroborados y consolidados posteriormente por la obra de Casson (1973). El mismo autor también apunta a la reutilización de barcos pequeños (bajo calado) y de mercancías por piratas (Casson, 1973, p. 88). 

Dicha afirmación nos remitiría nuevamente a la asociación entre el comercio y los piratas. Por un lado, con estas embarcaciones y sirviéndose de su conocimiento del mar, ejecutaban ataques rápidos y sorpresivos, valiéndose de terrenos escarpados para ocultarse (Ormerod, 2012, pp. 27-30). Por otro lado, el botín de sus ataques, tanto objetos materiales como seres humanos, fueron revendidos en puestos comerciales o en los propios campamentos militares. Así encontramos que los piratas eran capaces de proveer múltiples servicios a los ejércitos, recibiendo así la denominación de «camp followers» por parte de los historiadores modernos (Souza, 1999, p. 45). En caso de actuar formando parte de ejércitos como mercenarios, sus estrategias estuvieron limitadas a las órdenes del contratante, siendo el ejemplo más claro el sitio de Rodas (Diodoro de Sículo, 2019, p. 158).

A diferencia del bandidaje, la piratería podía actuar por ambos medios, es decir, efectuaban ataques anfibios. No solo centraron su actuación en «cazar» poblaciones costeras, sino que también llegaron a tomar ciudades y saquear santuarios (Debord, 1982, p. 242). El amplio espectro de acción del que gozaron les permitió tener un mayor éxito y sofisticación que sus contrapartes terrestres. Este éxito colocaba a los piratas en la vanguardia de la tecnología militar debido a su equipamiento, haciendo énfasis en sus embarcaciones (Davies, 2008, p. 286). 

Figura 3. Relieve de una galera rodiana realizado sobre una roca de la necrópolis de Lindos. Fuente.

Vínculos y alianzas

Finalmente, en cuanto a las relaciones externas, los principales factores a la hora de comprender las negociaciones eran los siguientes: los vínculos de dependencia, el botín, las circunstancias del combate o una oferta externa (Beek, 2015, p. 19). Para el caso de los mercenarios, los investigadores apuntan a la oferta ofrecida por el contratante como el principal móvil (Gabrielsen, 2005, p. 395). Aún así, pudieron existir alianzas no formales, es decir, que no dependían de un pago explícito. Este método podía implicar cuestiones como la facilitación de información o el uso de infraestructuras (Ormerod, 2012, p. 207). 

Las alianzas también podían realizarse en una dirección horizontal, es decir, entre las propias bandas piráticas, formando de esta manera factiones. El resultado de este proceso fue la conformación de una serie de redes que permitieron no solo la captación de reclutas, sino además un flujo de información e infraestructuras de las cuales servirse para ejecutar sus acciones (Arrayas Morales, 2012, p. 30). Incluso podríamos señalar la existencia de bases piráticas. Sin embargo, estas conexiones o localización bajo la etiqueta de «piráticas» hay que someterlas siempre a juicio debido al sesgo de las fuentes.

Conclusiones

En un contexto de inestabilidad y enfrentamientos, los piratas jugaron un papel importante dentro de los ejércitos helenísticos, diferenciándose de los mercenarios. Gracias a su conocimiento del mar y sus navíos, tenían un múltiple abanico de servicios que oscilaban desde actividades militares anfibias hasta la reventa de sus botines fruto del pillaje. 

Finalmente, al frente de ellos, se situaba un archipirata o dinasta que poseía una cierta capacidad de maniobra dentro de los ejércitos de los diádocos, a cambio de botín, información o el uso de infraestructuras. Bajo su mando, podía dirigir desde una flotilla de barcos hasta organizaciones o bandas piráticas más numerosas, convirtiéndose así en una pieza fundamental dentro los conflictos del Mediterráneo oriental. 

Bibliografía

Beek, A. L. (2015). Freelance Warfare and Illegitimacy: the Historians Portrayal of Bandits, Pirates, Mercenaries and Politicians. University of Minnesota.

Casson, L. (1973). Ships and seamanship in the ancient world. Princeton University Press.

Debord, P. (1982). Aspects sociaux et économiques de la vie religieuse dans l’Anatolie gréco-romaine. Brill.

Diodoro de Sicilia. (2019). Biblioteca histórica. Libros XVIII-XX. RBA Libros.

Gabrielsen, V. (2005). Piracy and Slave-Trade. En A. Erskine (Ed.), A Companion to the Hellenistic World (pp. 389-404). Blackwell Publishing.

Ormerod, H. (2012). Piratería en la Antigüedad: un ensayo sobre la Historia del Mediterráneo. Renacimiento.

Potter, D. (1984). IG II2 399; Evidence for Athenian Involvement in the War of Agis III. The Annual of the British School at Athens, 79 (1), 229-235.Souza, P. (1999). Piracy in the Graeco-Roman World. Cambridge University Press.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *