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La epopeya de Gilgamesh y sus paralelismos con la Biblia

La epopeya del rey Gilgamesh es un relato compuesto por once tablillas realizadas en arcilla y escrito por Shin-Leqi-Unninni. Encontramos en el mismo una división en lo que podemos considerar como dos partes. La primera se centra en la búsqueda de la gloria por parte de Gilgamesh y su amigo Enkidu y la segunda en la búsqueda de la inmortalidad por parte de Gilgamesh tras la muerte de Enkidu, donde la tablilla VI sirve de puente entre ambas dando un giro radical al tono épico. Como he mencionado anteriormente, la epopeya original consta de once tablillas, pero en la reedición ninivita realizada de manera posterior se añadió la tablilla XII que trata sobre el submundo infernal.

Figura 1. Escultura de Gilgamesh. Héroe de la cultura sumeria. Fuente. Licencia: Creative Commons Attribution 4.0.

De toda la epopeya nos centraremos en la tablilla XI, ya que es en esta en la que se trata el diluvio universal mesopotámico y con la que pasaremos a realizar una comparación con el diluvio universal narrado en el Antiguo Testamento de la Biblia cristiana.

Las similitudes entre ambos textos sobre el acontecimiento conocido como «Diluvio Universal» han suscitado desde su mismo origen una gran polémica, ya que se quería averiguar qué texto dependía o bebía del otro. Finalmente se llegó a la conclusión de que el texto bíblico recibe inspiración de su contraparte mesopotámica No obstante, cabe resaltar que ambos textos únicamente coinciden en determinados aspectos que podemos considerar como los más básicos de la historia narrada y que pasaremos a ver a continuación (Sanmartín Ascaso, 2018, pp. 284-285).

Figura 2. Tablilla XI de la «Epopeya de Gilgamesh» situada en el Museo Británico de Londres. Fuente. Licencia: Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0. 

Cabe resaltar que en el caso del diluvio mesopotámico encontramos diferentes versiones del mismo como el diluvio sumerio (Lara Peinado, 2017, pp. 77-82), el cual difiere del que encontramos en la Epopeya de Gilgamesh (de origen acadio) en pequeños detalles como el nombre del protagonista/héroe del diluvio o la anunciación del diluvio al protagonista (Lara Peinado, 2017, pp. 411-416). En el caso del diluvio bíblico no encontramos más que la versión escrita en la Biblia.

Para comenzar con la comparación veremos las causas que llevaron a que el diluvio se produjese y el responsable del mismo en cada uno de los dos casos. En el caso del diluvio bíblico, el envío de ese desastre fue realizado por un único dios y fue motivado por lo que consideró como «la depravación moral de la raza humana», tal y como menciona Kattia Chinchilla (2000: 260). Es decir, el diluvio fue un medio de retribución para corregir los pecados cometidos por la humanidad. En el caso del diluvio acadio o de la Epopeya de Gilgamesh, encontramos varias deidades que tomaron parte en el envío de este acontecimiento. En la epopeya como tal no se recoge la razón por la que los dioses deciden enviar el diluvio. Sin embargo, en la versión sumeria se afirma que la razón principal fue el hecho de que los humanos se habían multiplicado en exceso y hacían demasiado ruido, lo que impedía a los dioses tener un descanso adecuado. De entre todos los dioses destaca Enlil como principal autor, y teniendo como principal oposición a la deidad Ea (Chinchilla Sánchez, 2000, pp. 260-261).

En cuanto a los personajes principales, encontramos en el relato bíblico a Noé y a su familia (compuesta por su esposa, sus hijos y sus nueras); mientras que en la versión de Gilgamesh el protagonista es Utnapishtim (Ziusudra en la versión sumeria) y su esposa. 

En el relato bíblico la anunciación a Noé fue realizada por el mismo perpetrador del diluvio, en este caso Dios, el cual también le ordenó la construcción de un arca con el fin de salvar al que consideraba su sirviente más justo. Al mismo tiempo también le transmitió el tiempo que tendría para llevar a cabo dicha tarea. Este tiempo es conocido como «periodo de gracia», que tuvo una duración de 120 años. El objetivo era que la humanidad enmendara sus pecados. En el caso del diluvio del relato de Gilgamesh, Utnapishtim recibe la noticia de este acontecimiento de una manera más indirecta ya que la divinidad Ea contó los planes de Enlil a una pared, sabiendo que el héroe estaba escuchando al otro lado. En cuanto al periodo de gracia, en el relato acadio es inexistente. El diluvio tenía como objetivo acabar con la humanidad en su totalidad, por lo que esperar o advertir a alguien iba en contra de ese deseo.

El arca que es fabricada por cada uno de los héroes presenta diferencias sustanciales entre sí. Mientras que el arca construida por Noé fue realizada con madera de «gofer» (madera de tipo resinosa, probablemente de pino o ciprés), no sabemos el tipo de madera del arca de Utnapishtim. Las dimensiones también son diferentes. Por su parte, el arca bíblica constaba de 3 pisos (no sabemos el número de compartimentos) y disponía de una puerta a un costado a modo de entrada y una abertura en el techo para permitir la entrada de luz solar. Por otro lado, el arca del relato acadio constaba de 7 pisos y poseía 9 secciones (63 compartimentos divididos de manera vertical). Ambas embarcaciones están recubiertas por una capa de brea o aceite para impermeabilizar su estructura y hacerlas navegables. 

Figura 3. Escultura del Arca de Noé situada en el Museo de la Catedral de La Plata. Fuente. Licencia: Creative Commons Attribution 3.0.

En relación con lo anterior, podemos observar otra coincidencia en los ocupantes que embarcaron. Por una parte, Noé cargó en su arca ocho pasajeros (su familia mencionada anteriormente) y dos especímenes de cada animal tal y como le ordenó Dios. Por otra parte, Utnapishtim cargó diferentes materiales como oro, plata, etc. también a su familia y amistades y, según afirma Chinchilla Sánchez (2000: 266), una «semilla de todas las criaturas vivientes», lo que se puede traducir como una pareja de cada especie animal existente. Podemos observar como ambos héroes, uno por mandato de Dios y otro por iniciativa propia, se preocuparon por embarcar a las personas que más les importaban y otros seres vivos con el objetivo de repoblar el mundo tras el diluvio.

Cuando llegó el momento de desembarcar, Noé esperó la orden directa de Dios mientras que el héroe del diluvio acadio desembarcó de manera independiente sin recibir orden alguna. Cuando el desembarco hubo finalizado podemos observar que hay una similitud en las acciones de ambos hombres, ya que los dos realizaron sacrificios o libaciones a sus respectivas divinidades, los cuales desembocaron en regalos divinos.

Entre los dones que le fueron otorgados a Utnapishtim y a su esposa se encuentra la inmortalidad y el acogimiento recibido por parte de sus dioses. También destaca el territorio que les cedieron conocido como «Boca de los ríos» el cual se ha teorizado que hace alusión a la zona del río Tigris y Éufrates cuando sus cauces no se encontraban separados. En cuanto a Noé, entre las bendiciones que Dios le otorgó a él y su familia, se encontraba la legalización del consumo de carne de origen animal, que tenía como objetivo evitar el canibalismo y salvajismo de la raza humana. Siguiendo la línea de la bendición anterior, también destaca la instauración de modelos de conducta para seguir en el entorno social. En resumen, podemos afirmar que el héroe acadio recibió una renovación completa de su conocimiento por parte de sus dioses, mientras que el héroe bíblico tuvo que realizar un aprendizaje basado en la experiencia que una vida mortal puede ofrecer. Es decir, ambos recibieron bendiciones pero de un carácter totalmente distinto (Chinchilla Sánchez, 2000, p. 272).

En conclusión, y para finalizar, hemos podido observar como dos textos ampliamente separados en el tiempo se encuentran parcialmente relacionados al beber uno del otro, en este caso la Biblia del relato mesopotámico, por lo que no debemos obviar el hecho de que todo texto o narración puede tener su inspiración en otra que la precedió en el tiempo y no ser totalmente única.

Bibliografía

Chinchilla Sánchez, K. (2000). El relato diluviano: Paralelismo entre el Antiguo Testamento y la épica de Gilgamesh. Filología y Lingüística. XXVI (2), 259-273.

Lara Peinado, F. (2017). El Diluvio sumerio. En F. Lara Peinado (Ed.), Mitos de la antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pp. 77-82). Dilema.

Lara Peinado, F. (2017). El Diluvio Universal. En F. Lara Peinado (Ed.), Mitos de la antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pp. 411-416). Dilema.

Sanmartín Ascaso, J. (2018). El diluvio universal y las recetas del Supersabio. Tablilla XI. En J. Sanmartín Ascaso (Ed.), Gilgameš, rey de Uruk (pp. 283-310). Trotta.
Sen Montero, F. (2004). La Biblia y Oriente. Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. XL (40), 173-185.

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