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Horus y el halcón: los orígenes de un dios egipcio

La vinculación entre el halcón y Horus parece indisoluble cuando pensamos en las divinidades egipcias. Así lo transmitieron los antiguos egipcios, y nosotros, tan observadores de su monumentalidad y sus detalles lo hemos recibido. Uno de los emplazamientos más visitados en Egipto es el templo de Horus en Edfu, situado a orillas del Nilo y construido en época ptolemaica. Además de todas las representaciones de la divinidad que allí encontramos, la estatua de granito en forma de halcón con la doble corona de Egipto situada en el patio y que da la bienvenida a la primera sala hipóstila, es un majestuoso ejemplo de esta vinculación milenaria (Pajares Sotillo, 2019, p. 18). 

Figura 1. El halcón representado en la paleta de Narmer. Fuente. Licencia: Dominio Público.

La etimología de Horus (r) parece derivar de la raíz estar lejos, por lo que al dios se le conoce como el Alejado, El que está lejos. Esto resulta pertinente para una divinidad celeste que, vinculada al halcón, completaría un círculo de ideas: la capacidad de atrapar a sus presas cayendo desde el cielo, su majestuosidad y su vuelo, además de la asociación a aspectos solares y lunares. Bajo estas premisas los reyes se identificaron con Horus desde épocas remotas y lo utilizaron como base de la legitimación monárquica (Alegre, 2017, p.66). Aunque otros dioses también asimilaron la forma del halcón, sin duda Horus es su mayor representante, tal y como reflejan los textos religiosos del Reino Medio donde leemos: «Yo soy Horus el halcón (bʿik)» (Mercer, 1942, p.97).

Otros estudios proponen que el teónimo Horus proviene del adjetivo sustantivado ry, que significa el que está sobre, o el que está por encima de, apoyándose en un Texto de los Sarcófagos que dice: «Halcón, mi hijo Horus, asiéntate en esta tierra de tu padre Osiris en este nombre tuyo de Halcón que está sobre (o por encima de) las almenas de la mansión de Aquel cuyo nombre está oculto (el dios Amón)» (Polo Molinero, 1942, p. 406). Esta última hipótesis es muy interesante porque nos explicaría el uso del halcón en los serekhs desde la dinastía 0. El nombre del rey se diferencia del resto de individuos al ser escrito dentro de un rectángulo vertical, compuesto por líneas verticales en la parte inferior con un espacio arriba donde iría su nombre. Esta composición rectangular representa la fachada del palacio. Además, los reyes recibían su nombre de Horus cuando tomaban posesión del trono, siendo uno diferente al recibido en su nacimiento. 

Primeros testimonios y la consolidación de su imagen

Los serekhs (fig. 2) son una fuente de información para poder entender esta vinculación divina-real. Debemos remontarnos a la cultura de Nagada (4000-3000 a.C) para ver las primeras representaciones en la que aparece un halcón sobre el serekh que se irá repitiendo de una forma más estilizada a lo largo de la historia egipcia en diferentes soportes. En origen poco de estas imágenes pueden ser interpretadas como religiosas según algunos autores (Mercer, 1942, pp. 10-11). Pero sí nos guían en cuanto a la idea de legitimación y poder.

Figura 2. Serekh o Serej del rey Raneb. Imagen procedente del Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York Fuente. Licencia: Dominio Público.

Un relato tardío como el de Manetón recoge que la primera dinastía reinante fue la Gran Enéada de Heliópolis, con la excepción de que Ptah fue su dios creador. El último rey divino fue Horus. El Papiro de Turín, de la época de Ramsés II cita a los dioses que reinaron, concluyendo esta lista con el reinado de 300 años de Horus. Tras ellos encontraríamos a los semidivinos Seguidores de Horus, y finalmente comenzaría la dinastía de reyes históricos (Mercer, 1942, pp. 16-17). Entendemos que las imágenes prehistóricas del halcón apoyado sobre el palacio tendrían un sentido sólido en cuanto a la segunda hipótesis de su nombre, utilizándose el halcón como vehículo legitimador de una dinastía descendiente del reinado de Horus y acorde al Texto de los Sarcófagos.

Horus no solo está vinculado al origen de la monarquía egipcia tanto arqueológica como mitológicamente, sino que también a la propia conceptualización del universo. Con su epíteto el Señor del Cielo sus alas fueron identificadas con el firmamento, su pecho lleno de plumas moteadas recordaba a las nubes y las tonalidades celestes. En tiempos ptolemaicos fue citado como: el pájaro venerable a cuya sombra está la extensa tierra; Señor de las Dos Tierras bajo cuyas alas está el circuito del cielo; el halcón que irradia luz de sus ojos, pues estos eran identificados como el sol y la luna (Frankfort, 1976, pp. 61-62).

Reconfiguración teológica: desde la Paleta de Narmer y Los Textos de las Pirámides

En las dos primeras dinastías los dioses fueron representados en forma humana o animal. Horus aparece por primera vez en una imagen híbrida a partir de la III dinastía. En el Reino Antiguo sufre modificaciones, teniendo diferentes versiones que conviven a la vez: Horus hijo de Isis, Horus el Viejo, Horus en el Horizonte, etc. (Alegre, 2017, p. 29). Esto se debe a los cambios de escenarios: genealogía cambiante, funciones diferentes, procesos de solarización o localismos.

La famosa Paleta de Narmer (fig. 1) nos muestra al halcón posado en la flor de papiro y puede interpretarse como: el halcón (rey-dios) ha sometido al país del papiro, pues ahora es el rey el Horus de un reino unificado por la fuerza (Assmann, 2005, p. 40). Para que la imagen de Horus tenga los simbolismos que perduraron a lo largo de la historia de Egipto, como el de protector de la realeza y como garante de esta fuerza divina, es necesario que en su origen también exista un enemigo. En las paletas de Nagada III aparecen pares de animales enfrentados pudiendo ser los precursores de Horus y Set. Con el faraón Djer (Iª dinastía) vemos en ellos dos poderes distintos, pues la esposa real lleva el título: la que ve a Horus y a Seth. Aunque directamente esto no implique un conflicto, sí nos habla de una distinción probablemente referida al Alto y Bajo Egipto. El primer faraón de la dinastía II se hace nombrar como: el que ha pacificado a los Dos Poderes.

Llama la atención que faraones como Peribsen sustituyan al halcón del serekh por la imagen cánida de Set (fig. 3), posiblemente por la ruptura del reino en dos mitades. ¿Pero no es acaso Seth negativo? En los Textos de las Pirámides, de las centenares de apariciones de este dios, únicamente es peligroso cuando el mito osiríaco aparece, identificándose el faraón fallecido con Osiris y el heredero al trono con Horus. Este cambio teológico en favor de una nueva legitimación se constata a partir de la dinastía V y enfrentaría directamente a Horus con Set, pero en vez de una forma directa como pudo ser en origen, el nuevo relato lo muestra como un conflicto heredado de la generación anterior: su padre Osiris y su tío Set (Molinero Polo, 1998, pp. 426-428). Este ejemplo servirá para entender la movilidad mitológica y la variedad de formas de Horus, en este caso, estableciendo las bases para su aparición en otras de sus formas como la de Harpócrates (Horus el niño) más adelante.

Figura 3. Nombre de Set de Peribsen en su serekh. Fuente: Licencia: CC BY-SA 3.0

Conclusiones

Horus es uno de los dioses más complejos de estudiar debido a la multitud de sus formas y significados. El halcón es su forma más representativa. Isis embarazada le dice a Atum que es un halcón lo que hay en su vientre, y cuando Horus nace alza el vuelo (Armour, 2004, p.124). El motivo de la elección del halcón es desconocido, no sabemos si a Horus lo encarnaba una sola de estas aves o toda la especie, si lo hacía de manera temporal o permanentemente, o si todas las hipótesis tienen relación (Frankfort 1976, p. 61). Aun así, hemos recorrido algunas de las principales evidencias para comprender su imagen y su vinculación al halcón, encontrando en él las bases de la legitimación egipcia desde los primeros faraones. 

Bibliografía:

Alegre, S. (2017). Dioses, mitos y rituales en el Antiguo Egipto. Dilema.

Armour, R. (2004). Dioses y mitos del Antiguo Egipto. Alianza Editorial.

Arroyo de la Fuente, A. (2021). El mito de Osiris en el Antiguo Egipto. Significado e iconografía. Glyphos.

Assmann, J. (2005). Egipto, historia de un sentido. Abada.

Frankfort, H. (1976). Reyes y Dioses. Alianza.

Mercer, Samuel A. B. (1942). Horus. Royal God of Egypt. Society of Oriental Research.

Pajares Sotillo, S. (2019). El templo de Horus en Edfu. Egiptología 2.0, 9.

Polo Molinero, M. A. (2003). Realeza y concepción del universo en los “Textos de las pirámides” (Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid).

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