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El arte en el reinado de Isabel II y Alfonso XII (Parte II)

Tras el estallido de la Revolución de la Gloriosa en 1868, Isabel II fue exiliada a Francia junto a toda su prole. Allí intentaría recuperar los lazos con los Duques de Montpensier en las navidades de 1872, fecha en la que el futuro rey quedaría prendado de su prima hermana Mercedes. Conocidas son las múltiples coplillas, tonadillas o romanceros populares que invaden la historia amorosa de estos dos jóvenes que han incluso perdurado hasta nuestros días gracias a la película de «¿Dónde vas, Alfonso XII?»(César Amadori, L. (Director). (1958).¿Dónde vas, Alfonso XII? [Película]. Pecsa Films).

«¿Dónde vas, Alfonso XII, / dónde vas triste de ti? / Voy en busca de Mercedes / que ayer tarde no la vi».

«¿Dónde vas, Alfonso XII?» (canción) – YouTube

No obstante, el Pacificador llegó al trono gracias a la Restauración Borbónica encabezada por la causa alfonsina que lideró Cánovas del Castillo. Dos matrimonios, se dice que el primero fue por amor y el segundo pura fuerza de Estado, marcaron su reinado junto con la victoria ante las Guerras Carlistas, entre otros asuntos. A todo, hay que añadirle que España empieza a abrazar las innovaciones propias de la Revolución Industrial a lo que se le suma estallidos sociales como fue el de Andalucía. (M. Espadas, C. Seco Serrano y F. Villacorta, 1985:23).

Entrando en el interés que a este artículo le concierne, el artístico, el último tercio del Siglo XIX se caracteriza por aunar tres estilos: Eclecticismo, Historicismo y el Hierro. La arquitectura de Hierro viene impregnada por ese afán industrial, por lo que son estructuras fundamentalmente ingenieriles. Se crean puentes, estaciones de ferrocarriles, mercados o los pabellones expositivos. Al contrario, el Historicismo es propio de esa búsqueda de la identidad nacional. En el caso de España, el estilo que imperó, por el que los artistas sintieron verdadera devoción, fue el medieval con el románico y el gótico; y el andalusí fijado por ese gusto islámico. Ejemplo de todo ello se encuentra en la Catedral de la Almudena (1826-1899), patrocinada por la propia reina María de las Mercedes al Marqués de Cubas.

Figura 1. Catedral de la Almudena, Marqués de Cuba (1826-1899), Madrid. Fuente.

No hay que olvidar que todo estilo repercute en las distintas disciplinas artísticas. Por ende, la escultura también abrazó el Historicismo. Se rememora ese pasado glorioso con personajes o hechos ilustres llevando a cabo monumentos públicos como son los casos del Monumento a Ramón Pignatelli en Zaragoza (Lacarra, 2013) o la balaustrada del Palacio de San Telmo en el que se representan a los Doce Ilustres Sevillanos.

Figura 2.  Escultura de Montañés, Galería de los Doce Ilustres de Sevilla, Palacio de San Telmo. Susillo (1895). Fuente.

Por supuesto, en la pintura se presenta una dicotomía transitoria entre la pintura realista y la historicista. La primera, al principio, aún presenta vestigios del romanticismo, del periodo isabelino, que va a ir abandonando para reforzarse en el realismo. Por consiguiente, la siguiente era una pintura academicista donde hay un gusto por la teatralidad y la veracidad de los hechos del pasado. Autores como Eduardo Cano o José Moreno Carbonero van a trabajar en esta tipología en la zona andaluza.

Para concluir, no hay que olvidar que el parámetro artístico de estos dos reyes es una continuación del segundo en base al primero. Con la diferencia que a la llegada de las influencias extranjeras de Europa, la tendencia al orientalismo o las nuevas técnicas arquitectónicas en relación a los materiales, suponen esa peculiaridad de lo que fue el reinado del «Pacificador» y la consiguiente regencia de su segunda esposa, María Cristina.

Bibliografía

Espadas M., Serrano Seco, C. y Villacorta, F. (1985). Alfonso XII y su época. Cuadernos de Historia, 16. Madrid, España.

Lacarra, Mª. (2013) Arte del siglo XIX. Zaragoza.

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