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Entrevista a Justo F. Sol Plaza, Conservador del Patrimonio

Justo F. Sol Plaza es historiador y arqueólogo por la Universidad de Granada, ejerciendo como Conservador del Patrimonio Histórico Arqueológico en el Departamento de Protección del Patrimonio del Servicio de Bienes Culturales de la Delegación Territorial de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Jaén.

  1. El cuerpo al que perteneces es el de Conservador del Patrimonio, algo que quizás le suene a nuestros lectores, especialmente si están formados en Arqueología, pero no a todos ellos. ¿Podrías describirnos exactamente en qué consiste tu labor?

La figura del conservador del patrimonio es un perfil generalista que se encarga de las diferentes tareas que engloban la tutela del Patrimonio Histórico.

Se puede entender por tutela del patrimonio histórico como el conjunto de acciones que, en este caso la Administración de la Junta de Andalucía, debe llevar a cabo en el ejercicio de sus competencias para garantizar la protección del Patrimonio Histórico y el mantenimiento de su vocación de servicio público. Esta tutela se puede ejercer a través de varias líneas de actuación, entre las que podemos mencionar la protección, la conservación, la investigación o la difusión.

Desde la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía se llevan a cabo estas tareas a través de su personal que, con diferentes perfiles profesionales, atiende a cada una de las cuestiones relativas al Patrimonio Histórico Andaluz.

En función de la titulación que se posea y del puesto que se ocupe dentro de la Administración, cada profesional se dedicará a una u otra función. En mi caso, como arqueólogo y técnico de la Delegación Provincial de Jaén, mi trabajo es bastante variado, aunque se centra mayoritariamente en el campo de la gestión administrativa, pues desde hace un tiempo se han venido cediendo competencias a las Delegaciones provinciales y sobre nosotros recaen bastantes tareas administrativas en nuestro ámbito territorial: desde la gestión de hallazgos arqueológicos, hasta la incoación de expedientes de protección de los bienes patrimoniales de la provincia, pasando por la tramitación de gran cantidad de expedientes de actividades arqueológicas.

Eso conlleva, además del trabajo puramente administrativo, la necesidad de estar permanentemente en contacto con el patrimonio arqueológico de la provincia a través de inspecciones, visitas de obra y demás salidas de campo.

  1. Además de formar parte del Cuerpo de Conservadores del Patrimonio en la Administración Pública, previamente realizaste trabajos de calle, también conocida como «Arqueología Profesional o Urbana». ¿Qué destacarías de aquellos momentos? ¿En qué condiciones trabaja un arqueólogo en obras?

Efectivamente, antes de entrar en la Administración trabajé como arqueólogo en régimen de trabajador por cuenta autónoma durante varios años. Esa experiencia me ha servido para colaborar con profesionales estupendos en muchos campos y a conocer de primera mano lo que es estar al otro lado de la mesa en cuanto a las relaciones con la Administración se refiere.

En mi experiencia, las condiciones de trabajo no tienen absolutamente nada que ver con la arqueología a la que te enfrentas cuando eres estudiante o a la que se realiza en el contexto de una investigación puramente científica. Los ritmos, tiempos, medios y objetivos son radicalmente diferentes a lo que te encuentras cuando pisas una obra. Yo en ese aspecto he tenido mucha suerte porque la mayor parte de las veces he dado con equipos de trabajo muy buenos, pero no siempre es el caso y te toca trabajar con personas que son ajenas a tu disciplina y que, en el mejor de los casos, no tienen interés alguno en ella. En estos casos, además de tu trabajo te toca acabar haciendo una labor de formación y concienciación continua.

  1. Tras los nuevas modificaciones que ha experimentado la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía y sus Reglamentos con el Decreto-ley 3/2024, de 6 de febrero, por el que se adoptan medidas de simplificación y racionalización administrativa para la mejora de las relaciones de los ciudadanos con la Administración de la Junta de Andalucía y el impulso de la actividad económica en Andalucía, ¿cómo afrontas estos cambios? ¿ha simplificado estas medidas los trámites administrativos? ¿ha mejorado el desarrollo de las intervenciones arqueológicas?

Este tema es complicado, porque entran en juego distintos niveles de análisis en función de los implicados. En términos generales podríamos decir que sí se ha conseguido simplificar los trámites administrativos sujetos a determinadas intervenciones (los controles arqueológicos de movimiento de tierras y las prospecciones sujetas a los artículos 29 a 32 y 59 de la LPHA). Pero que se haya simplificado el tema administrativo no siempre redunda directamente en la protección del patrimonio histórico (que es, a fin de cuentas, el objetivo de nuestro trabajo como arqueólogos).

El Decreto-Ley 3/2024, de 6 de febrero, ha supuesto un gran cambio para muchos ámbitos administrativos de Andalucía. En la parte que nos afecta, el patrimonio histórico, ha habido varias modificaciones bastante profundas que, desde mi punto de vista, han sido cuanto menos precipitadas. Particularmente destacaría dos: el sometimiento de las prospecciones arqueológicas superficiales (pero no de todas) al régimen de Declaración Responsable junto a los controles arqueológicos de movimiento de tierras (que ya estaban sometidos a este procedimiento en virtud del Decreto-Ley 26/2021, de 14 de diciembre); y la introducción de la figura de la doble dirección para las actividades arqueológicas. 

En el primer caso, someter las prospecciones asociadas a los artículos 29 a 32 y 59 de la LPHA, supone cierta agilización, pero produce también otros efectos. En primer lugar, diferencia las prospecciones en función de sus objetivos (las sometidas a los artículos referidos de las demás, en resumidas cuentas, las prospecciones preventivas de las prospecciones puntuales). Además, la falta de una Resolución expresa que autorice la actividad con unos condicionantes determinados y explícitos, puede dar lugar inseguridad jurídica para todas las partes implicadas si surge algún imprevisto o problema.

El segundo caso, el de las direcciones de actividades arqueológicas, supone un desahogo para los profesionales de la arqueología, pero se ha implementado de una forma que deja algunos interrogantes que, esperemos, se aclaren con la instrucción que se publique al efecto. En este caso, en mi opinión, se ha perdido una oportunidad de tratar el tema de las paralizaciones de obra en relación a las actividades arqueológicas, que hoy por hoy no está comprendido en la normativa y que no deja de ser una cuestión cotidiana que afecta directamente a los profesionales de la arqueología.

Además de estas, hay otras cuestiones que se han introducido en el Decreto que sí aclaran y facilitan, sobre todo a nivel del interesado, los aspectos que regulan, como la modificación del artículo 32 de la LPHA sobre el informe en los procedimientos de prevención y control ambiental. Se han introducido modificaciones puntuales que han mejorado la tramitación de este tipo de expedientes. 

En resumidas cuentas, el recorte en cómputo de plazos, que es uno de los objetivos principales que tienen los decretos de simplificación, puede lograrse de manera más efectiva y con garantías plenas para la protección del patrimonio si se cubriesen las vacantes existentes. En el caso de la Delegación de Jaén (y el panorama es idéntico para  el resto de Delegaciones y Servicios Centrales de Cultura) hay una media de expedientes que ronda el millar anual (contando informes de obras, proyectos de conservación, actividades arqueológicas, incoación de expedientes de protección, informes de procedimientos de prevención ambiental, consultas varias, etc.), con una plantilla de técnicos mínima que, en su mayoría, se compone de personal temporal (funcionarios interinos, principalmente).

  1. Hoy en día, por lo menos en España, la Universidad es un agente muy protagonista en el estudio e investigación arqueológica. ¿Crees que hay en general buena comunicación entre el mundo académico, la Administración y la Arqueología Profesional? ¿Qué carencias y/o puntos fuertes ves en estas relaciones?

En líneas generales, la respuesta es que sí existiría una comunicación fluida entre partes, sobre todo en lo tocante a las comunicaciones hacia y desde la Administración con las demás. No obstante, teniendo en cuenta que se trata de una realidad formada por profesionales individuales, la fluidez de la comunicación tiende a variar en función de la persona. Hay profesionales que se mueven mejor en ambientes administrativos y otros que no son tan hábiles, pero en general la comunicación es positiva en la gran mayoría de los casos.

En cuanto a las diferencias entre profesionales del mundo académico y de la arqueología profesional, volvemos a entrar en generalizaciones. La relación con los profesionales de la arqueología comercial es bastante fluida, ya que se suelen estar en contacto permanente con la Administración a través de la tramitación de las intervenciones que llevan a cabo como medio de vida. En el mundo Académico, por norma general, pasa igual, aunque no exista un contacto tan continuado como en el caso anterior.

  1. Con el avance de la tecnología, ¿cómo crees que han cambiado las técnicas y métodos de conservación arqueológica en los últimos años? ¿Podrías mencionar alguna tecnología o herramienta en particular que haya sido especialmente revolucionaria en tu trabajo?

Bueno, este no es mi campo así que no puedo dar más que opiniones personales. En mi experiencia profesional, una herramienta que ha acelerado algunos de los procesos de trabajo en arqueología es la fotogrametría, aunque no se puede decir que sea una «nueva tecnología» (que ya tiene unos cuantos años de trayectoria y perfeccionamiento). Bien usada e implementada es una herramienta que ahorra mucho tiempo a la hora de documentar en campo, aunque yo personalmente prefiero entenderla más como un complemento a la hora de documentar que como un sustituto de determinadas técnicas tradicionales de documentación en campo. 

  1. La participación y sensibilización ciudadana son cruciales para la conservación del patrimonio arqueológico. ¿Qué estrategias o programas se están implementando para involucrar a la comunidad local en la protección y valorización del patrimonio arqueológico desde la Administración, en concreto, desde vuestra Delegación Territorial? ¿Tienes algún ejemplo de una iniciativa exitosa en este ámbito?

La comunicación es una tarea fundamental de la tutela del patrimonio histórico, ya que gracias a ella se acerca este a la ciudadanía, garantizándose así la vocación de servicio público que debe tener el patrimonio. 

Desde la Consejería de Cultura se llevan a cabo diferentes acciones que entran dentro de las estrategias de comunicación. Anualmente se celebran las Jornadas Europeas de Arqueología, en las que se han realizado diversas actividades relacionadas con el patrimonio arqueológico de la provincia y que han tenido una gran acogida entre el público. Y ahora en octubre se van a llevar a cabo las Jornadas Europeas del Patrimonio, para las que mis compañeras han programado una gran cantidad de actividades.

Además, al margen de eventos anuales, de forma cotidiana el personal de la Consejería en Jaén organiza actividades que acercan el patrimonio a los ciudadanos, como el concurso de fotografía recientemente celebrado «El Patrimonio detrás de tu mirada», organizado en su primera edición por mi compañera Marina Gómez Esteban, o las diferentes exposiciones temporales, coloquios, charlas y visitas que se realizan en el Museo Provincial de Jaén, en el Museo Íbero o en el resto de instituciones culturales de la provincia.

  1. Y por último, ¿qué consejo le darías a alguien que está empezando en el mundo de la Arqueología?

El panorama laboral de la arqueología no es siempre el más propicio, pero hay movimiento y oportunidades laborales para los que empiezan. En el plano de la Administración, en los últimos años se han venido aprobando ofertas de Empleo Público con plazas para perfiles profesionales relacionados con la arqueología (Conservadores del Patrimonio Histórico, Conservadores de Museos, Ayudantes de Museos y de Patrimonio Histórico, Archiveros…). En Andalucía hay que destacar que la entrada en vigor de la nueva la Ley de Función Pública conlleva la creación de un cuerpo específico para arqueología, el Cuerpo Superior Facultativo especialidad en Arqueología, para el cual se han aprobado 10 plazas que están pendientes de convocatoria. No sabemos si la oferta de plazas en el ámbito de la arqueología responde a una tendencia que se va a mantener en el tiempo, pero hay que tener en cuenta que en los próximos años se va a producir un relevo generacional en el funcionariado que va a suponer la convocatoria de plazas en todos los ámbitos de la Administración, incluido en el del patrimonio histórico.

Fuera del ámbito público, estamos viviendo un aumento del número de solicitudes de actividades arqueológicas relacionadas con la producción de energías renovables y de obra pública que puede suponer un nicho de oportunidades laborales para nuevos profesionales de la arqueología.

En general, el consejo que daría a quien empiece en esta profesión, ya sea en la Administración, en el mundo académico o en la arqueología comercial, es que no dejen que la vocación sea una excusa para que se menoscaben sus derechos laborales.

Mª Dolores Rodas Romero

Área de Comunicación 

Francisco Javier Luengo Gutiérrez

Dirección Arqueotimes

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