ArqueoTimes.es

Redescubriendo Oriente: las primeras notas sobre la escritura cuneiforme y Persépolis

Redescubriendo Oriente: las primeras notas sobre la escritura cuneiforme y Persépolis 

La escritura cuneiforme fue desarrollada por los sumerios en Mesopotamia alrededor del 3200 a. C. Aunque fue descifrada por el alemán Georg Friedrich en torno al año 1823, la primera descripción e interpretación de estos símbolos como signos alfabéticos corresponde al embajador Don García de Silva y Figueroa en 1618. Además, a través de su biografía y comentarios podemos encontrar la primera identificación acertada sobre la ciudad de Persépolis. 

Introduciéndonos en la vida y comentarios de un noble

Don García de Silva y Figueroa nació en Zafra el 29 de diciembre de 1550. De su infancia y juventud no hay muchos datos, únicamente que perteneció a una familia acomodada, emparentados con los condes de Zafra y cuyos padrinos fueron el conde de Feria y Doña Catalina, hija de Don Pedro Fernández de Córdoba. Es decir, era un personaje relacionado con la alta cuna de la época y relacionado con la corona. Aunque no está claro, se intuye que pudo haber sido paje del rey Felipe II, que estudió Leyes en Salamanca y que participó en los Tercios de Flandes, lo cual no es extraño al ser un protegido de los Fernández de Córdoba y encajaría en el arquetipo de la nobleza española de los siglos XVI y XVII (Córdoba, 2005, p. 649).

Fue un hombre instruido, lo cual se reflejó en las descripciones que hizo en su obra. El marqués de Velada, que a su vez era Mayordomo Mayor y del Consejo de Estado, consultaba a Don García la originalidad de los descubrimientos de Lorenzo Ferrer Maldonado, indicativo de la alta confianza y estima en conocimientos que se le tenía. En 1596 se le encargó el adiestramiento de una fuerza armada contra los ingleses, además de ser Corregidor durante dos años consecutivos (Córdoba, 2005, p. 649). 

El momento clave para su obra llegó el 2 de octubre de 1612, bajo el reinado de Felipe III, cuando el Consejo de Estado se reunió ante la inestabilidad que existía entre su gobierno y el iraní, el cual parecía distanciarse de la guerra contra los turcos y a su vez atacaba los presidios portugueses. De esta manera, las posesiones portuguesas y españolas en Oriente quedaban en peligro.

Con 62 años Don García de Silva y Figueroa aceptó el cargo de embajador cuya misión sería entablar nuevas relaciones con el sha Abbás I el Grande y evitar la guerra en la ciudad de Ormuz. En abril de 1614 zarpó, comenzando uno de los viajes más significativos de su época (Córdoba, 2005, pp. 650-651).

Viaje a Goa, la India Portuguesa

Figura 1. Dibujo del Rey Jerjes I. Escultura de Persépolis, realizada in situ (Imagen procedente de los fondos de la Biblioteca Nacional de España. Comentarios de Don García de Silva y Figueroa, p. 544) Fuente.

En su primer capítulo, como si de un diario se tratase, narró su salida desde Lisboa, detallando las islas que veía en su trayecto, así como las características y comportamientos de los animales que avistaba. Narraba las envidias que había entre la tripulación y cómo provocaron naufragios, además de las enfermedades sufridas en el viaje como el «Mal de Loanda»: escorbuto. (Serrano y Sanz, 1903-1905, pp. 9-90)

Su descripción de la isla de Goa es una de las primeras y mejor conservadas del mundo (Marías Franco, 2002, p. 139). Al noble le sorprendieron algunas costumbres: el hecho de que las mujeres usaran blusas casi transparentes con escote y que las esposas de los brahmanes y banianes se arrojaran al fuego donde yacía el cuerpo de sus maridos difuntos, bajo la influencia de sus familiares.

El viaje a Irán: descripción de Persépolis y el cuneiforme

Tras abandonar la isla, llegó a la costa de Arabia el 8 de abril de 1617. Durante la navegación describió unos montículos en las montañas. Para algunos investigadores es la primera referencia en la literatura de los viajes sobre los enterramientos preislámicos típicos de la Península de Omán (Córdoba, 2012, p. 204). 

De camino a Isfahán desvió su camino hacia diferentes lugares de Persia: Ormuz, Xiras, Margascan, hasta llegar a Chilminara. Tras examinar el lugar escribió: «Mirando bien el sitio (…) nadie podría dudar haber sido en él la grande y famosa Persépolis» (Serrano y Sanz, 1903-1905, p. 390). Cita en su propio texto las descripciones de Diodoro Sículo que, sin ser exactas, confirman su teoría, además de mencionar a Arriano, Plutarco, Quinto Curcio y otros (Escribano Martín, 2020, p. 107).

Describe los colores y formas que ve, las partes de las columnas, su número, además de las enterradas por los sismos y el paso del tiempo. Compara los capiteles destruidos con los de Roma y Constantinopla. Acompañado por un dibujante, le ordena plasmar los relieves y figuras in situ. Los grandes restos y puertas que menciona están identificados como el palacio de Darío, Artajerjes I, Jerjes o Artajerjes III. 

Fijándose en una gran estatua de piedra con forma humana, menciona que no se trata de dibujos ni adornos las formas incisas que observa, sino de las letras de los antiguos persas: «…compuestas todas de pirámides pequeñas puestas de diferentes formas, de manera que distintamente se diferenciaba un carácter del otro…» (Serrano y Sanz, 1903-1905, p. 389). De esta manera, por primera vez en la historia, se identifican como signos alfabéticos y se realiza la primera copia de una inscripción cuneiforme. 

Figura 2. Dibujo de uno de los relieves realizado in situ en la ciudad de Persépolis (Imagen procedente de los fondos de la Biblioteca Nacional de España. Comentarios de Don García de Silva y Figueroa, p. 545) Fuente.

Conclusiones

Los comentarios de García de Silva son más extensos y contienen una información muy interesante acerca de los lugares que visita, las costumbres y, sobre todo, la manera de relacionarse que tienen diversos personaje diplomáticos, haciendo que su obra ocupe diversas perspectivas de análisis. Estos comentarios, que han sido tomados para analizar los tratados entre Irán y España, también nos ofrecen una rica información histórica que podemos denominar como «redescubrimiento de Oriente», volviendo a retomar las primeras descripciones de los viajeros.  En ellas se hace una interesante aproximación a aquellos elementos que con el tiempo se perdieron o deterioraron y no han llegado hasta nosotros o lo han hecho en unas descripciones más tardías.

En el caso de Don García de Silva y Figueroa su obra nos arroja luz sobre la ciudad de Persépolis y la escritura cuneiforme, además de ser la primera evidencia comprobada de la misma. El rastro de su obra se perdió tras su muerte y no fue hasta 1903 y 1905, cuando el editor Manuel Serrano y Sanz publicó la obra del embajador, retomándose el estudio académico de su vida.

Bibliografía

Córdoba, Joaquín M. (2005). Un caballero español en Isfahán. La embajada de Don García de Silva y Figueroa al sha Abbás el Grande (1614-1624). Arbor 180, nº. 711/712.

Córdoba, Joaquín M. (2012) Viaje, hallazgos y fortuna de dos viajeros europeos del siglo XVII en Irán. García de Silva y Pietro della Valle. ISIMU, nº. 14-15.

Escribano Martín, F. (2020). El viaje por Irán de García de Silva y Figueroa. Un recorrido topográfico y cartográfico. ISIMU, nº 23.

Marías Franco, F. (2002). Don García de Silva y Figueroa y la percepción del oriente: la “Descripción de Goa”. Anuario del Departamento de Historia y Teoría de Arte, nº14. 

Serrano y Sanz, M., ed. (1903-1905). Comentarios de D. García de Silva y Figueroa de la embajada que de parte del rey de España Don Felipe III hizo al rey Xa Abas de Persia. Vol. 1 y 2. Sociedad de Bibliófilos Españoles.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *